CARTAS
La existencia de San Cecilio
Javier Gallastegui Ucín,/doctor en Historia. Granada.
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Sr. Director de IDEAL: En IDEAL del 3 de junio aparecía las declaraciones del profesor de Historia Moderna de la Universidad de Granada don Manuel Barrios acerca de la veracidad de la existencia de San Cecilio. De acuerdo en juzgar como simpática superchería la invención de los libros plúmbeos. Pero dejaría para una investigación ulterior (la Universidad de Granada lo está haciendo aceptablemente) la averiguación de la cronología de las reliquias del Sacromonte. Es muy posible que tengan su origen en el período paleocristiano.
Ahora bien, la absolutez y seguridad de las afirmaciones mencionadas (confío en que Juan Luis Tapia las ha transcrito fidedignamente) me permiten ampliar el marco que cuestionamos y acercarme a algunas (pocas) fuentes históricas de la especialidad de antiguas (perdón).
En verdad, es relativamente tardía la tradición que atribuye la primera evangelización hispana a los siete varones apostólicos entre los que se encuentra nuestro Cecilio. Esta tradición se recoge en los antifonarios mozárabes del siglo VIII. Sabemos que el habla mozárabe ha fosilizado el latín vulgar convirtiéndolo en un dialecto post-visigótico lleno de arabismos locales y dificultoso de entender. Ahora bien, esta creencia de los varones apostólicos, ¿nace ex novo en el citado siglo VIII o más bien hemos de creer que son los documentos que aluden a tradiciones anteriores los que aparecen en este momento? Y, si esto último, Cecilio estuvo integrado en el santoral de los Primeros cristianos. Por no salirnos de la misma época, ¿se ha revisado suficientemente el martirologio de Gellona (s.VIII) o el de Floro del siglo siguiente? ¿Qué caso se ha hecho de las opera omnia de S. Caecilii Cipriani, evidentemente un obispo del Bajo Imperio que actuó en el tiempo del conflicto de Basílides y Marción en la Mauritania de Tingis que tanta relación tuvo con la Bética? ¿Se ha solucionado el criterio selectivo que guió a Prudencio cuando compuso su Peristephanon?
Seguramente evidenciadas estas primeras dudas podríamos entrar a prestar atención a los asertos sobre la existencia de San Cecilio. Además, para quien intente vivir el catolicismo la palabra tradición tiene un contenido de veracidad y autenticidad que indudablemente no lo tiene para el historiador puro y duro empeñado en quitar (a la tradición) la pesgaña de leyenda que tantas veces le acompaña.
Gracias, Sr. Director, y contando con su benevolencia quisiera seguir acercándome a las restantes afirmaciones apodícticas que nos ha dejado en el aire, nuestro admirado profesor Barrios.
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