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La escritura de los faraones

GRANADA
ARQUEOLOGIA
La escritura de los faraones
El lenguaje egipcio, aunque se representa con símbolos visuales, se basa en sonidos
EL imperio egipcio ostenta el récord Guinness al sistema político más longevo de la historia. Entre sus enormes atractivos se encuentra la belleza y fascinación de su lenguaje, un sistema cuyos signos perduraron desde los inicios de este pueblo de faraones, allá por el año 3200 antes de Cristo, hasta el 30 a. C., momento en el que desapareció. Aunque los signos eran los mismos, el lenguaje y la escritura sí que evolucionaban a lo largo de los siglos, como por ejemplo la conjugación de los verbos o la forma de estructurar la frase.
ALFONSO JODAR/GRANADA
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El imperio egipcio ostenta el récord Guinness al sistema político más longevo de la historia. Entre sus enormes atractivos se encuentra la belleza y fascinación de su lenguaje, un sistema cuyos signos perduraron desde los inicios de este pueblo de faraones, allá por el año 3200 antes de Cristo, hasta el 30 a. C., momento en el que desapareció. Aunque los signos eran los mismos, el lenguaje y la escritura sí que evolucionaban a lo largo de los siglos, como por ejemplo la conjugación de los verbos o la forma de estructurar la frase.

Félix García, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Granada y experto egiptólogo, destaca que la escritura egipcia, desde la perspectiva de los propios egipcios, era un don que reciben de los dioses. Por tanto, la escritura estaba destinada a consolidar y potenciar el poder del faraón y a servir a los dioses.
Alfabetizar

Desde esta perspectiva, la escritura en Egipto, nunca se consideró un medio para alfabetizar o enseñar masivamente a la población. Fue un mecanismo en manos de las élites para el correcto gobierno del Estado.

Por esta razón, la escritura de esta civilización es extraordinariamente compleja, es difícil de aprender, requería que los jóvenes que entraran en las diversas escuelas, que los egipcios las llamaban casas de la vida, dedicaran siete años para conocerla y trabajaran como escribas durante toda su existencia.

La escritura egipcia que, a pesar de las apariencias es más fonética que simbólica, se divide en diversos tipos de signos. Algunos se leen y otros no. Los últimos ayudan a especificar, o determinar con exactitud, el significado de la palabra que acompaña.

Estos son los jeroglíficos, también llamados determinativos. Dependiendo del contexto, se emplean como tales y otras veces como letras. También los hay mixtos, es decir, se leen y representan algo a la vez. Dentro de los que se leen hay tres tipos: unilíteros o uniconsonánticos, entre los que se engloba el alfabeto; biconsonánticos, donde un signo equivale a dos letras; y los triconsonánticos. Todos se pueden utilizar también como jeroglíficos.

La imagen de la escritura como algo artístico no está lejos de la realidad. Según García Mora intentaron que sus escritos fueran equilibrados, sobre todo si eran para tumbas o monumentos. Buscan ese doble juego pero, por encima de todo, es fonético.

Hierático

Además, se debe distinguir entre la escritura jeroglífica en sentido estricto, que es la que más llama la atención, que equivalen a nuestras mayúsculas, y la cursiva, donde se simplifican estos signos. Este último tipo, conocido como hierático, se introducirá casi al principio del imperio, entre la tercera y cuarta dinastía de faraones.
Esta cursiva jeroglífica se empleó sobre todo para la burocracia, mientras la más culta estaba destinada para las grandes inscripciones, tumbas y demás monumentos. La superficie donde se plasmaba la escritura iba desde el papiro hasta la piedra.

A veces se da el caso donde un signo que, originalmente es de escritura, adquiere una tercera dimensión, convirtiéndose en un objeto, como el que representa la vida, o incluso en amuletos, como el ojo de Horus que, supuestamente aleja males y enfermedades.

La clave Rosetta

La lengua jeroglífica la consigue traducir en 1822 el francés Jean-François Champollion, gracias a Rosetta, una piedra que pesa tres cuartos de tonelada y mide 114 centímetros de altura por 72 de ancho y 28 de grosor. Fue descubierta por científicos galos en la expedición napoleónica de Egipto, en 1799. Hoy se encuentra en el Museo Británico, ya que los ingleses se la robaron a los franceses en 1802. Rosetta está escrita en dos lenguas distintas, griego y egipcio, tanto en jeroglífico estricto como en la cursiva de esa época, conocida como demótico, evolución del hierático antiguo, que era la lengua popular. Es un decreto real del año 195 antes de Cristo. En esa época gobernaba la dinastía Lágida o Ptolemaica, de origen griego, entre la que se encuentra Cleopatra.

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