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Junta e Iglesia editan un CD de música gregoriana que exalta la Toma de Granada

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Junta e Iglesia editan un CD de música gregoriana que exalta la Toma de Granada
La Misa y el Oficio de fray Hernando de Talavera muestra cómo Isabel la Católica usó la música como instrumento de evangelización y propaganda
INÉS GALLASTEGUI/GRANADA

Martín Moreno, Vega, Moratalla, Reyes y Reinaldo Fernández Manzano, director del CDMA. /JUAN ORTIZ

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DATOS
F Título: Isabel la Católica y Granada. La misa y el oficio de Fray Hernando de Talavera.

F Autora: Julieta Vega, doctora en Musicología y directora de la Schola Gregoriana Ilíberis.

F Obra: El libro, de 254 páginas, incluye la reproducción de las partituras y las letras en latín y español. El disco consta de 23 piezas interpretadas por la Schola Gregoriana Ilíberis y dura 61,05 minutos.

F Distribución: Mil ejemplares han sido distribuidos en el Centro de Documentación Musical de Andalucía y la Capilla Rea y algunas librerías, donde estará a la venta.

«Dios ha puesto fin a las guerras»
El consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Enrique Moratalla, presidió ayer la presentación del disco-libro Isabel la Católica y Granada. La Misa y el Oficio de fray Hernando de Talavera. La obra, editada por el Centro de Documentación Músical de Andalucía (CDMA) y la Capilla Real, es fruto de una investigación «larga y difícil» de la musicóloga Julieta Vega, que se inició en 1992 cuando dos de sus colegas hallaron un cantoral del siglo XVI en el archivo de la Parroquia de la Encarnación de Santa Fe. Siguiendo el rastro, la investigadora ha recuperado unas partituras con las que Isabel I, a través de fray Hernando, su confesor y primer arzobispo de Granada, trataba de difundir la fe católica y exaltar la Toma del último reino andalusí como un triunfo del cristianismo.

Tras el hallazgo de Santa Fe, Vega continuó la búsqueda de estas composiciones, grabadas ahora por primera vez juntas en un CD con las voces del grupo Schola Gregoriana Ilíberis. «Sorprendía que una obra que tanto había valorado la Reina -y de ello es prueba fehaciente la correspondencia que mantuvo con fray Hernando- se circunscribiera a la parroquia de Santa Fe», explicó Vega. Su rastreo dio frutos: más ejemplares fueron hallados en el Archivo de Simancas (Valladolid), en la Capilla Real y en conventos y monasterios de Granada.

La Misa y el Oficio, afirmó la musicóloga, conocieron una «enorme difusión» y se sabe que fueron impresos en el taller granadino de los hermanos Nebrija en 1540: «En una época en que la Iglesia de Granada conoce perfectamente la polifonía y dispone de capillas de música capaces de afrontar un repertorio polifónico, la elección de las viejas melodías hispanas y gregorianas no se debe a la falta de medios, sino a que la ideología y la sensibilidad estética de la Reina así lo impusieron».

Mientras las melodías gregorianas -que son siempre voces cantadas, sin instrumentos- son anónimas y datan de los siglos IX y X, las letras son adaptaciones de textos bíblicos y religiosos realizados por fray Hernando de Talavera para convencer a los musulmanes de las bondades de la Entrega -prefería no llamarla Toma- de Granada.

Cantadas en misa

«Los textos -aseguró Vega- demuestran su conocimiento profundísimo de la Biblia, su elegancia en el empleo de la lengua latina y su talante conciliador con los vencidos». Sobre este último aspecto, la investigadora recordó que, al contrario que su sucesor, el cardenal Cisneros, Hernando de Talavera pretendía convertir a los fieles del Islam «pero argumentando, incluso en su propia lengua». Esa actitud le valió ser perseguido por la Inquisición una vez muerta La Católica. Algunas piezas de la Misa y el Oficio se cantaban en las iglesias aún en el siglo XVII, pese a que el Concilio de Trento limitó los contenidos políticos en textos litúrgicos.

El catedrático de Historia de la Música de la Universidad de Granada, Antonio Martín Moreno, que prologa el libro, calificó la Misa y el Oficio como «un importante monumento de la música española» e insistió en que la música no es, como algunos creen, «un mero pasatiempo», sino un poderoso instrumento de propaganda, «en el buen sentido de propagar la fe de la Iglesia».

También el consejero de Cultura destacó que «la reina Isabel de Castilla tuvo la visión, que queda en el libro magníficamente expresada, de utilizar la música como instrumento educativo, evangelizador y unificador de los valores humanistas en todo el territorio».

Manuel Reyes, capellán mayor de la Capilla Real, resaltó que esta institución quiere dedicar la conmemoración del quinto centenario de la muerte de la Reina «al descubrimiento de su personalidad». «Las cosas más visibles -dijo Reyes- son las obras de arte o los objetos personales, pero también hay cosas más escondidas, como la música, que nos habla de su personalidad y de su sensibilidad».

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