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JOSÉ ANTONIO LORENTE – El hombre que hablaba del ADN antes de ‘CSI’

GRANADA
JOSÉ ANTONIO LORENTE / FORENSE
El hombre que hablaba del ADN antes de CSI
El profesor ha convertido su Laboratorio en referente internacional con su capacidad de trabajo, su habilidad para divulgar la ciencia y su entusiasmo contagioso
INÉS GALLASTEGUI

El profesor José Antonio Lorente, durante una conferencia en el Aula de Cultura de IDEAL. / RAMÓN L. PÉREZ

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El forense José Antonio Lorente Acosta y su Laboratorio de Identificación Genética eran famosos mucho antes de que la serie de televisión CSI popularizara el trabajo de estos profesionales. ¿Cómo lo hizo? Basta con repasar la hemeroteca para apreciar que su capacidad para implicarse en nuevos proyectos profesionales es casi ilimitada. Ha obtenido, guardado y analizado ADN para resolver investigaciones criminales, vincular a madres con sus bebés, resolver casos de paternidad dudosa, encontrar a personas desaparecidas, poner nombre a restos humanos de represaliados en la Guerra Civil española y las dictaduras latinoamericanas e intentar resolver enigmas históricos, como el de la sepultura de Colón. Pero más allá de su poder para multiplicarse en las distintas facetas de su brillante carrera profesional, hay una auténtica pasión por su trabajo. Y una notable habilidad para difundir su saber y contagiar su entusiasmo.

Nacido en la localidad almeriense de Serón en 1961, la admiración por su padre, médico de familia, le animó a estudiar la carrera de galeno en Granada, igual que su hermano Miguel. Está casado y tiene dos hijas

Tras doctorarse con honores, se especializó en Medicina Legal y Forense en 1990 y siguió estudiando e investigando en Alemania y EE UU. Su estancia en la Academia del FBI en Quantico, Virginia, marcó su trayectoria.

Desde que en 1991 montó el Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, la mayoría de sus proyectos han tenido un lema muy claro: la ciencia debe servir a la sociedad. Así, en 1995 comenzó a impulsar el Programa de Identificación Genética de Personas Desaparecidas, que obtuvo financiación y comenzó a estar operativo bajo el nombre de Fénix en 1999, en colaboración con la Guardia Civil. Se trata de cruzar el ADN de cadáveres no identificados con el de personas que buscan a sus familiares: en 2003 ya eran 33 los casos resueltos.

Desaparecidos
El éxito de esta iniciativa ha dado la vuelta al mundo y ha convertido el laboratorio en el más solicitado de España. Por él han pasado restos de cadáveres de desaparecidos durante la dictadura chilena y, no hace mucho, identificó genéticamente a la primera víctima de la Guerra Civil.

En la actualidad, el médico tiene entre manos un proyecto apasionante que de nuevo ha despertado interés mundial: en el laboratorio se analizan los huesos atribuidos a Cristóbal Colón que estaban enterrados en la iglesia de la cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla. En marzo, Lorente viajará a Santo Domingo para estudiar los restos que permanecen allí. Con ello puede resolverse una disputa histórica e incluso descubrirse si, como afirman algunos, el descubridor nació en Mallorca y era hijo ilegítimo del Príncipe de Viana, hermanastro de Fernando el Católico.

Además de lograr más medios para dignificar la investigación en España, uno de sus empeños es mejorar la imagen estereotipada de los forenses. Hay que desterrar la imagen de una persona oscura y morbosa que está siempre rodeada de muertos. El forense es un médico de vivos, aseguraba en una entrevista.
Aunque no rechaza la faceta más detectivesca de su profesión, prefiere guardar las distancias con los especialistas de CSI. Sacar conclusiones de un simple pelo puede llevar meses y hay que ir con mucho cuidado, asegura.

Y, pese a su gran capacidad de trabajo y su rigor científico, no pierde el sentido del humor. Para destacar la rápida evolución de la ciencia médica, José Antonio Lorente recordaba en un reciente simposio universitario que, hace sólo unos años, un forense encontraba un cigarrillo en la escena de un crimen y no podía gritar eureka. Lo único que podía hacer era saber si era de Marlboro

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