El cantaor Pepe de la Matrona (Sevilla, 1887-Madrid, 1980) viajó a La Habana en barco y cuando llegó a Cuba aseguraba que veía el paisaje redondo, después de haberse pasado toda la travesía transatlántica mirando el mar por un ojo de buey. Esta sencilla anécdota animó al pintor Jesús Conde (Archidona, Málaga, 1953) -pero afincado en Granada- a realizar sobre lienzos redondos su serie La Habana, que ayer inauguró en el centro de exposiciones CajaGranada de Puerta Real.
Tres visitas a la ciudad caribeña a lo largo de su vida han sido la materia prima de este creador para hacer realidad medio centenar de visiones y distintos detalles de la capital cubana, que adquiere cierto aspecto monumental a través de sus grandes fachadas, portones y calles pobladas por transeúntes que dialogan suspendidos en el tiempo.
La vegetación, los bares, la decadencia solemne de las piedras y el sol desdibujado sobre los muros son otros aspectos que inmortaliza Conde, que ha elegido realzar con dorados, rojos y verdes la estética de la urbe, cuyo casco histórico es Patrimonio de la Humanidad.
«Esos lugares forman parte de mí desde la infancia, si bien es verdad que la última vez que estuve en la isla, en 2009, me relajé y me imbuí mucho más con lecturas, pinturas y distintas impresiones», expresó el artista, a quien los años le han brindado la oportunidad de apreciar la sencillez tanto estética como existencial y así se plasma en sus creaciones.
El tiempo, camuflado entre colores intensos, texturas robustas y líneas curvas tornasoladas y con sabor a salitre, puede que sea el tema principal de esta exposición, según confesó el propio Conde, doctor y profesor titular de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada. Él, sin duda, ha respetado el tiempo necesario para la quietud que permite fraguar y madurar la obra y la idea.
Y a través de cada una de sus pinturas se convierte en un sugerente observador que se asoma y colorea ese paso del tiempo de la Habana Vieja, que aún guarda presencias arquitectónicas de una burguesía decimonónica criolla. Las obras, por su circularidad, emanan una especie de fuerza centrípeta que capta al espectador.
«Lenta de olvidar»
Tal y como aseguró el autor, ante una abarrotada sala llena de público y autoridades culturales locales, son creaciones para una ciudad «lenta de aprender y más lenta de olvidar». Las mismas podrán contemplarse hasta el próximo 20 de marzo. La muestra, además, cuenta con un elaborado catálogo editado por la Obra Social de CajaGranada en colaboración con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, ya que ambas entidades organizan la misma.