Historias de piel
NIÑOS y viejos, hombres y mujeres, anónimos y famosos, bellos y deformes, sanos y enfermos, contentos y taciturnos… La exposición \’La piel en la mirada\’, del polifacético artista Juan José Gómez Molina, fallecido el año pasado a causa de un atropello, reúne 300 retratos con una característica común: los modelos no son perfectos, sino personas normales que cuentan historias a través de su desnudez. Historias felices, como un embarazo, pero también dolorosas, como un cáncer.
Las imágenes, en blanco y negro, muestran cuerpos enteros, bustos o cabezas. Muchos de los retratados, a petición del artista, no sólo posaron, sino que dejaron una nota manuscrita en la que explicaban sus sensaciones en el estudio. En ese sentido, la comisaria de la exposición, Inmaculada López, recomendó «tiempo y dedicación» para verla en el Hospital Real. «Tiene distintas posibilidades: una mirada general, que es impresionante, y una lectura más íntima, porque cada persona retratada ha tenido un intercambio con el artista y ha escrito sobre las circunstancias en las que se realizó el retrato».
Las fotografías empezaron a ser tomadas a comienzos de los noventa y la colección se exhibió por primera vez en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid en 2001. Desde entonces ha ido creciendo con nuevas imágenes y se ha mostrado en diferentes ciudades del Norte de España, pero ésta es la primera vez que viaja al Sur.
La exposición incluye material inédito: seis montajes fotográficos o «despliegues» en color impresos sobre aluminio que el propio artista no llegó a ver terminados, porque un accidente truncó su vida y su obra. Uno de ellos ha sido donado por la familia al Centro de Arte Contemporáneo de la Universidad de Granada. Gómez Molina tenía amigos en su Facultad de Bellas Artes y había visitado la ciudad en varias ocasiones, la última para pronunciar una conferencia en el día del patrón, Alonso Cano.
La mayoría de los retratados son gente anónima, pero también hay personajes conocidos del mundo de la cultura. Entre ellos, el artista Joan Hernández Pijuan -cuyo busto ilustra el cartel de la exposición-, el poeta José Hierro, el actor Eduardo Noriega, los cineastas Alejandro Amenábar y José Luis Cuerda o el periodista Pedro Piqueras.
Cicatrices
La directora de exposiciones de la UGR destacó que la colección se caracteriza por la «sencillez» en la presentación de los protagonistas «tal y como son a través de sus cuerpos. Son personas comunes, que van contándonos una historia a través de sus cicatrices, la expresión de la cara, la posición del cuerpo o los ojos».
La viuda de Gómez Molina, Magdalena Rosado, agregó que la desnudez tiene una función esencial en este trabajo: «Juanjo no quería ninguna referencia que distinguiera a la gente. Cuando nos desprendemos de lo exterior, somos los mismos». Ni marcas en la ropa, ni estilos, ni joyas. «Luego empezó haciendo algunas concesiones con algún collar, algún pañuelo », admitió.
Raquel, hija del artista y autora de la videocreación que abre la exposición, destacó que su padre abordaba a desconocidos «en la calle o en el metro» y les preguntaba si querían participar en su obra. Y curiosamente, muchos aceptaban. Además, recordó con humor, algunos empezaban limitando la cantidad de piel captada por la cámara y, gracias a su conexión con el artista, terminaban por desnudarse del todo.
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