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Hallan enterramientos de hace tres mil años en el poblado argárico de Monachil

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Hallan enterramientos de hace tres mil años en el poblado argárico de Monachil
Los restos óseos encontrados en el Cerro de la Encina pertenecen a varios adultos y niños, y se encuentran en perfectas condiciones
ROMÁN URRUTIA/MONACHIL

RESTOS HUMANOS. Algunos de los hallazgos del Cerro de la Encina. /R. URRUTIA

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Asentamiento principal
Un vestigio más de nuestra prehistoria acaba de salir a la luz, aunque haya que protegerlos de ella. El duro trabajo de un equipo de investigadores de la Universidad de Granada, dirigidos por Gonzalo Aranda, ha dado un nuevo fruto: tres enterramientos del segundo milenio antes de Cristo.

El hallazgo se produjo hace unos días en los trabajos que se llevan a cabo en la excavaciones del poblado argárico del Cerro de la Encina, en el Valle del Río Monachil. Desde que el nuevo equipo, compuesto por tres técnicos y cuatro trabajadores, se hiciera cargo de las excavaciones son ya cinco los enterramientos aparecidos, aunque en esta ocasión sorprende el perfecto estado de los restos óseos y los suntuosos ajuares que les acompañan, señal de que se trataba de familias ricas de un poblado central que vivía exclusivamente de la ganadería y la agricultura. La importancia de los hallazgos ha obligado a dotar de vigilancia al yacimiento las 24 horas del día para evitar expolios.

Los enterramientos obedecen al rito funerario argárico, puesto que las inhumaciones se encuentran en pozos excavados dentro de las propias viviendas y tapados con lajas de pizarra y maderas, hoy desaparecidas. El primero de los enterramientos, calificados de «monumental» por el propio Aranda, mide 2 metros de largo por 1,20 de ancho y en él se inhumaron a un hombre y a una mujer. En una de las dentaduras de puede observar perfectamente la muela del juicio, que estaba naciendo cuando se produjo la muerte. Ambos se hayan en posición fetal, perfectamente articulados y adornados con pulseras de plata y bronce, así como cuchillos, punzones, vasijas y copas, además de huesos de bóvidos a modo de ofrendas, señal inequívoca de que se trataba de familias pudientes del poblado.

El niño

En el segundo de los nichos se observan otros dos individuos pero esta vez desarticulados, algo que, según los investigadores, puede deberse a la apertura de dicho enterramiento en algún momento de la época. El tercero de los enterramientos, al que el grupo de trabajo ha denominado cariñosamente el niño, es de pequeñas dimensiones, está excavado en la roca, bajo el suelo de la vivienda, y contiene dos inhumaciones de individuos de entre uno y dos años, uno de ellos desarticulados y el otro en posición fetal. Todos los restos óseos se encuentran en un excelente estado de conservación, lo que facilitará las investigaciones sobre unos asentamientos argáricos que llegaron a adentrarse en lo es hoy Sierra Nevada. Una vez realizados los trabajos fotográficos y de documentación, que se sucederán a lo largo de la presente semana, los restos serán entregados a un equipo de investigación de la facultad de Medicina de la Universidad de Granada, dirigido por el profesor Miguel Botella, que se encargará de realizar el estudio antropológico para determinar el sistema de vida, alimentación y enfermedades de los pobladores de la zona.

Con éstos tres hallazgos son ya 25 los enterramientos descubiertos en la misma zona desde que comenzaran las excavaciones hace tres décadas. Los actuales hallazgos convierten al Cerro de la Encina, situado en mitad del valle del Río Monachil, entre las localidades de Huétor Vega y Monachil, en uno de los más importantes yacimientos argáricos de la provincia, lo que significa de la Península Ibérica, a los que se da el mismo tratamiento que al de El Castellón de Galera -donde el pasado año fue hallado un individuo momificado-, el de la Cuesta del Negro, en Purullena o el Cerro de la Virgen en Orce.

Las excavaciones del poblado argárico del Cerro de la Encina, en Monachil, comenzaron en 1968, tras adquirir el Estado las fincas donde se hallaba situado. Con las transferencias posteriores pasó a depender de la Junta de Andalucía, que continuó con los trabajos. En 1983 las excavaciones se paralizaron y el yacimiento estuvo abandonado diez años, algo que dañó de forma ostensible la mayoría de las zonas excavadas, aunque no se produjeron expolios resaltables.

Relanzar los trabajos

En noviembre del pasado año, un equipo de investigadores de la Universidad de Granada, dirigido por el profesor Fernando Molina, retomó los trabajos. Gonzalo Aranda, director de le excavación, dirige a su vez a un grupo de dos técnicos y cuatro trabajadores que cuentan con no demasiados medios, por lo que algunos expertos apuntan la posibilidad de que las distintas administraciones se pongan de acuerdo para relanzar los revitalizar los trabajos. En la actualidad, y por encargo de la Junta, el equipo está tratando de musealizar el yacimiento, es decir, hacerlo visitable adecuando no sólo el propio yacimiento, sino el privilegiado entorno en el que se encuentra.

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