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Granada, a vista de pájaro

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Granada, a vista de pájaro
La provincia cuenta con una rica representación de avifauna, gracias a la diversidad de paisajes, entre los que hay alta montaña, costa, bosques, estepas, cultivos y humedales
INÉS GALLASTEGUI //GRANADA

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POCAS provincias hay en España con una diversidad de paisajes tan amplia como Granada. La alta montaña de Sierra Nevada y la Costa Tropical, las estepas de la depresión de Guadix-Baza, los bosques y los ríos de los parques naturales y las deterioradas, pero aún resistentes, zonas húmedas de El Padul o Motril. Esta variedad de hábitats permite que entre nosotros, y en nuestros cielos, encuentren acomodo más de doscientas especies de aves, algunas de forma permanente y otras, como visitantes estacionales. A vista de pájaro, Granada no es un mal sitio para vivir.

Así lo ha entendido también la Diputación Provincial, que el próximo otoño presentará una nueva obra de Los Libros de la Estrella, dentro de su colección de Guías de la Naturaleza, dedicada a las aves. Sus autores son los investigadores de la Universidad de Granada Alberto Tinaut, Diego Ontiveros y Manuel Martín-Vivaldi.

Este último ha seleccionado para IDEAL algunos de los representantes más característicos de la avifauna granadina. Unos, por su rareza o la importancia de las poblaciones locales en comparación a las del entorno próximo; otros, por su proximidad a la ciudad. Los primeros presentan poblaciones pequeñas, muy localizadas, cuyos ejemplares son casi siempre difíciles de ver: la alondra de Dupont, el águila perdicera, el acentor alpino, la ganga ortega, el avetorillo común, el picogordo, el roquero rojo y el martín pescador. La mayoría se encuentran amenazados de extinción en mayor o menor grado. El deterioro o la desaparición de sus hábitats naturales son las principales amenazas que pesan sobre ellos.

Para el segundo grupo, Martín-Vivaldi ha elegido al mirlo común, la curruca capirotada, el carbonero común, el cernícalo vulgar, el vencejo, el autillo europeo y la lavandera cascadeña. Se trata de especies que viven, se alimentan o nidifican en el entorno urbano: es fácil verlas volando sobre los edificios o escuchar sus cantos en las arboledas de la ciudad y sus alrededores.

Aparte de los enclaves urbanos, el profesor sugiere algunos puntos de observación en paisajes diversos de la provincia. Uno de ellos son las zonas húmedas. Las naturales son escasas y están en retroceso en Granada, como las Lagunas de El Padul, la Charca de Suárez en Motril o la desembocadura del Guadalfeo. Las artificiales, como los pantanos, también son usadas por las aves acuáticas.

En estos ambientes reinan las anátidas, como el pato cuchara, el azulón, los porrones común y moñudo, y los limícolas -se alimentan de gusanillos o crustáceos que viven en el fango y las orillas poco profundas- como varias especies de correlimos, andarríos y chorlitejos. También son típicos de estos ambientes la garza real e incluso el flamenco, que ocasionalmente puede ser visto en Granada.

En la costa confluyen aves muy distintas, procedentes de alta mar, como pardelas, paíños y alcatraces; típicas de acantilados, como el águila perdicera o el halcón; y más propias del litoral, como las gaviotas (patiamarilla, sombría y reidora) y fumareles. Martín-Vivaldi señala que el charrán patinegro ofrece sus espectaculares escenas de pesca, lanzándose en picado al agua para capturar a su presa, ante playas abarrotadas de bañistas en pleno agosto.

En las zonas esteparias, como la Hoya de Guadix-Baza o la comarca del Temple, abundan los aláudidos, pequeños pájaros típicos de suelo, como la calandria, la terrera común, las cogujadas común y montesina o la alondra de Dupont, que corre entre la vegetación más que volar. En las estepas también podemos encontrar, apunta el biólogo, ortegas, sisones o halcones. El ornitólogo destaca como curiosidad de esta zona a la collalba negra -de cuerpo oscuro y cola blanca-, que suele vivir en casas-cueva abandonadas de la Hoya de Guadix. Es fácil advertir su presencia porque se encuentran acumulaciones de piedras en las repisas: el macho de esta especie conquista a la hembra exhibiendo su fuerza como levantador de guijarros, prueba de que en el futuro será capaz de hacer lo mismo con el alimento para sus pollos.

Por último, los bosques de la provincia son el hogar para una gran variedad de especies de aves. En Sierra Nevada se pueden ver rapaces como el gavilán o el azor. Típicos de bosque son también los pájaros carpinteros, de los que en Granada habitan el pico picapinos -en bosques de coníferas- y el pito real -más propio de caducifolios y de cultivo-. Este último, apunta el experto, suele alimentarse de hormigas y, si no encuentra troncos de árboles donde taladrar su nido con el pico, lo hace en taludes de arcilla.

Los zorzales también son amantes de los bosques y, por desgracia para ellos, son masivamente cazados, especialmente el común y el alirrojo, que en los países mediterráneos se comen. «Parecen muy abundantes porque en invierno se concentran aquí todos los de Europa, pero en algunos de sus países de procedencia se está notando una disminución de la población. Los matan a miles», lamenta el ornitólogo.

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