– Flamenco de justicia.
José Sacristán, Juan Luis Cano, de Gomaespuma, el Gran Wyoming y Jesús García Calderón, entre otros, ponen su voz en la presentación de un libro que relaciona el cante con la ley.
PACO Espínola consiguió reunir a todo el colectivo socialista y de la administración de justicia en la presentación de su libro dedicado al flamenco. Desde la consejera del área, María José López, al fiscal jefe del TSJA, Jesús María Calderón, quien participa con un texto en este Flamenco de Ley, y la delegada de Gobernación, Teresa Jiménez. El periodista granadino estuvo arropado por algunos de los participantes en esta especie de tratado y recopilación de cantes flamencos en torno a la judicatura, como José Sacristán, Juan Luis Cano, José A. Lorente y el Gran Wyoming. No pudieron acudir Luis Eduardo Aute, Justo Navarro y J. L. Navarro, también colaboradores.
Con este libro «pretendo reivindicar el sufrimiento oculto como parte de la realidad», comentó Espínola. Gran parte del monográfico lo ocupan unos textos que fueron robados «por unos fascistas a unos intelectuales republicanos». En este sentido, el autor aprovechó para diferenciar la reivindicada memoria histórica, al señalar que «no es igual la memoria de los fascistas que la de los asesinados en Víznar». El especialista dice haber «rescatado de la fosa común del olvido un total de 819 coplas referidas al flamenco y la ley».
La presentación permitió descubrir la vocación poética del fiscal jefe del TSJA, Jesús García Calderón, quien dijo tener como referente al poeta Antonio Carvajal, posteriormente leyó un poema de su cuño titulado Manos de piedra, donde habla de la falta de libertad.
Le siguió el investigador y especialista en identificación genética José A. Lorente, quien en su colaboración se refiere al penal de La Carraca, en San Fernando de Cádiz, donde se encuentra investigando el origen de algunos restos. Lorente mencionó a Francisco de Miranda, un revolucionario hispanoamericano, que cumplió condena en ese penal andaluz. Finalizó su intervención con la lectura de un poema de Ricardo Palma.
En un barrio gitano
Juan Luis Cano no necesita de un acto flamenco para lanzarse al cante, porque lo hace de manera habitual en Gomaespuma. «Mi relación con el flamenco es como aficionado, porque yo me crié en un barrio donde había muchos gitanos y el flamenco forma parte de mi vida», dijo Cano, quien en su participación se ha referido «a las personas que se quedan fuera del penal, al otro lado de las cárceles, porque quería darle un enfoque novedoso al tema».
A pesar de la difusión actual del flamenco, Juan Luis Cano reclamó un lugar más destacado y «más justo» para un género que debe ser respetado y apoyado desde las instituciones, «al menos el mismo que recibe cualquier concierto que lleva el pop por bandera».
El Gran Wyoming, todo un show, también se lanza al tablao literario, pero con un artículo de gran profundidad donde analiza «cómo la justicia de los hombres no se corresponde con la oficial». Wyoming se refirió a que «el sentido de la justicia, el que es innato en el hombre y próximo a la razón, ha sido desvirtuado por el sistema». Se mostró muy duro con la intromisión de la política en la justicia.
El actor José Sacristán recuerda unos fandangos. Son los que cantaba su madre mientras su padre cumplía condena por comunista en las cárceles de Franco. «El flamenco es una forma de vida», explicó José Sacristán, quien rememora en el texto los cantes castellanos, «porque en Castilla se canta muy bien flamenco». «Soy de Chinchón y en algunos pueblos de la zona había muy buenos cantaores», señaló. «Más que actor soy una tonadillera frustrada», reconoció Sacristán.
El acto se celebró en la capilla del Hotel Santa Paula. Para acabar, José Sacristán leyó un poema de Salvador Rueda, un texto dedicado a la pena de muerte. No podía acabar el acto sin el flamenco… y sonaron Paco Moyano, al cante, y Paco Jarana, al toque.