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Especímenes universitarios

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Especímenes universitarios
Un catedrático retrata en tono irónico los tipos y tipejos más frecuentes de la Universidad española
JUAN LUIS TAPIA //DIBUJO: CARLOS HERNÁNDEZ / GRANADA

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«La Universidad está politizada»
SIXTO Sánchez, catedrático de Derecho Internacional Privado, ha roto el pacto de silencio. Acaba de publicar De Bestiis Universitatis, un libro donde describe los diversos tipos y tipejos que deambulan por la Universidad española. No ha dejado títere con cabeza. Desde el trepa al viajero, pasando por el envidioso, el tonto peligroso o el eterno penene asambleario. Denuncia las mafias, los clanes familiares, los tipejos aprovechaos, los ligones y donjuanes universitarios, la vanidad y el sinsentido.

EL HIJÍSIMO

Herencia de familia

Representa la presencia de las familias consanguíneas en el ámbito universitario. «Una especie de clanes en el sentido más siciliano», comenta Sixto Sánchez. La universidad es un ámbito donde la institución familiar para nada está en crisis. Los cargos se distribuyen entre todo tipo de parientes y se consolidan generaciones enteras. Es así que aparecen tipos como El hijísimo, el hermanísimo y el conyugísimo, que dan título a este interesante apartado del libro.

CURIE Y MADONNA

La auténtica y la postiza

Están las feministas auténticas y las profesionales del feminismo. «El feminismo es políticamente correcto, pero en el libro no lo soy para nada», dice Sixto. Los puestos de responsabilidad están copados en gran mayoría por los hombres, y de ahí salen las feministas postizas. «Son esas feministas que en vez de dedicarse, como las auténticas, a liderar trabajos de investigación o departamentos, lo que hacen es ponerse a hacer una política de derrocamiento del varón simplemente por el hecho de ser mujer». El autor usa el símil de Madame Curi para describir a la feminista auténtica, «y es aquella mujer que no ejerce de feminista, pero trabaja como científica e investigadora, y es la que verdaderamente lidera el movimiento feminista». Sixto Sánchez estima que «la Universidad necesita de las cuotas para las mujeres. Además, el 65% de los alumnos son mujeres, y de los mejores alumnos».

EL LIGÓN

El fantasma de las aulas

El ligón o el fantasma es todo un clásico de la Universidad. «El profesor tiene una gran ventaja, y es que la gente está obligada a escucharle, lo que supone una situación dominante. Además, la Universidad es el destino de mucha gente acomplejada, y lo de subirse a una tarima, hablar y que te escuchen, da una gran sensación de superioridad, y ahí está el fantasma». La mayoría de las ocasiones «ese fantasma es un ser acomplejado a quien su cónyuge no le hace ni puñetero caso en su casa, y llega a la Universidad y ve el cielo abierto». El ligón «aprovecha su situación, siempre se rodea de gente joven, pero la vejez de la erótica viene dada por la relación entre el profesor y la alumna, porque la alumna es más joven y se sorprende ante el ligón de las aulas, que es un ser bastante patético, y sobre todo cuantos más años cumple».

ASAMBLEARIOS

Los eternos penenes

Es una especie exclusiva de España, el eterno penene. «Un ejemplar sui géneris de la Universidad española por nuestras circunstancias políticas». Estos individuos «fueron aquellos hombres contestatarios que querían democratizar la Universidad con un cuerpo único y abolir los estamentos, y que se dedicó a la política en aquellas asambleas interminables de los años setenta y que sigue pensando que estamos en la misma situación». Estos personajes «sufren mucho porque están trasladados en el tiempo, a aquel Mayo del 68, y siempre creen que están en primavera y les encantaría que volviera la época franquista y regresar a la lucha política». Su principal problema es que acabada la lucha política «deben ponerse a trabajar, a investigar, a dar clases, y eso lo lleva bastante mal el penene histórico».

EL REY BURLADOR

Sabios bajo palabra de honor

Es el hombre sabio que se cree tanto su sabiduría «que acaba siendo tonto». Abunda en el ámbito universitario, «ya que se presta mucho a la vanidad, porque se supone que un universitario, un catedrático es un hombre sabio, que da conferencias, que es escuchado y además hay un empaque, una parafernalia, un ambiente propicio al lucimiento». Una subespecie es el Sabio bajo palabra de honor, «que es gente presuntamente sabia, pero que jamás ha escrito nada ni ha dicho nada interesante, pero siempre va acompañado de un grupo de alumnos discípulos a los que imparte su eterna ignorancia hasta que perciben que realmente es tonto».

EL TREPA

El cargo

El cargo, es la especie más visible. «Ser rector de una Universidad es similar a un alcalde de cualquier provincia española». Con esta meta, estos individuos inician prematuramente su carrera. «Empiezan a ocupar las asociaciones de alumnos, participan en las juntas de la Facultad, y poco a poco ascienden por esa vía y se convierten en vicedecanos, luego pasan a ser funcionarios del Rectorado, y van de cargo en cargo, para finalmente convertirse en profesionales de la política universitaria, pero no de la Universidad». El abandono o cese del cargo que desempeña es el final de estos individuos, «que tienen que regresar a sus clases cuando se han olvidado de los conceptos básicos y además los compañeros les esperan con unas inmensas ganas de venganza». Este es un personaje que se corresponde con el vulgarmente llamado trepa. «Pero en la Universidad nadie trepa haciendo su trabajo sino desempeñando un cargo y a través del decanato, porque la investigación no interesa a nadie. Es más fácil ir a Benidorm que a Oxford, porque te conceden antes una ayuda universitaria para irte de vacaciones que te den una beca para estudiar».

SUS LABORES

El ajuarador o Tartufo

El tartufo es ese individuo que «confunde lo público con lo privado, que no tiene sentido de separación, que no discierne del bien o del mal». Una acción característica de este espécimen es que «suele comprarse el mismo modelo de ordenador que el de la Facultad para poder usar todos los consumibles y que va sacando libros, bolígrafos y demás material». A estos seres les suele dar un ataque cardíaco «cuando descubren que algún familiar ha comprado un libro o un bolígrafo en la tienda de la esquina». En fin, «son esos seres que viajan a costa de la Universidad, que organizan sus tinglados y que escamotean material inventarial, que venden libros inexistentes. Es el aprovechao, pero no hace mucho daño salvo que tenga un cargo».

UN TONTO AL PODER

El inimputable

El inimputable «es el peor de todos». Se trata de un tipo similar a George Bush, «porque hay gente malvada con la que se puede razonar, pero contra el tonto no se puede luchar porque es imprevisible». De esta manera es el más peligroso. «Bush es un peligro enorme porque es imprevisible. Es una persona que dice hablar con Dios todas las noches, y alguien que hace eso puede destruir el mundo». Pero los inimputables no sólo ocupan cargos en el política. «En la Universidad hay tontos absolutos, en el sentido cósmico, que no se sabe muy bien cómo están ahí, pero ejercen de catedráticos. Son tipos que ascienden por amistades, por lástima y que cuando están arriba destruyen todo lo que está a su alrededor». Sixto advierte de que hay gente retratada en este capítulo «que pueden parecer cómicos, pero lamentablemente son reales». Un ejemplo: «Es el caso del catedrático que le dice al concursante que su ejercicio es mejorable porque no usa autores extranjeros, cuando es lo más fácil porque a estos autores los cita todo el mundo pero nadie los lee».

POLÍGLOTA SIN PALABRA

Doctor lector

El Demóstenes o el elocuente se caracterizan por su capacidad comunicativa. El elocuente se define por ofrecer interesantísimas clases leídas en folios y folios. Se trata de esos profesores que no tienen capacidad de comunicación y acuden a la lectura de apuntes. En cuanto al Demóstenes, sabe demás. Es el tipo que suelta constantemente parrafadas en lenguas extranjeras para demostrar sus dotes de políglota, pero que como se demuestra en el libro, «luego no tienen ni idea».

LA ENVIDIA

Judas o Macbeth

«En otros países la competitividad nace de la envidia, pero en los españoles la envidia no es competitiva. En vez de ponernos a la altura del envidiado, se le da un estacazo para ponerlo a la nuestra, pero nada de intentar superarlo». Ante la presencia de estos individuos, «una de las cosas realmente peligrosas es destacar en el ámbito universitario por alguna virtud, ya sea docente o investigadora». Este personaje es uno de los más abundantes en los círculos de la Universidad.

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