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Emigración cualificada

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GRANADA
Emigración cualificada
M. N./GRANADA

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La generación de granadinos mejor formada de la historia tiene sin embargo los peores contratos. Precarios, aunque sobradamente preparados. Es una definición que puede aplicarse a uno de cada tres jóvenes granadinos, que trabaja sin estar dado de alta en la Seguridad Social. Otro tercio tiene un contrato temporal y un 23% trabaja a tiempo parcial. Sólo un 14% tiene un contrato indefinido. «Y te puedes sentir afortunada si trabajas», señala Encarni Rodríguez Buendía, granadina de 25 años. Esta joven licenciada en Periodismo, tuvo que cruzar el Estrecho para buscar su primer empleo de redactora, en Melilla. Harta de la precariedad laboral que mina hasta las vocaciones más fuertes ha vuelto a la capital para prepararse unas oposiciones de secundaria. «No encuentro salidas laborales. La decepción me ha llevado a no votar antes. Los jóvenes no vemos traducirse las promesas electorales de empleo. Las ETT no son una salida y al Servicio Andaluz de Empleo le pierde la burocracia», opina. Como ella, Antonio Javier Entrena, que es licenciado en Ciencias Políticas y tiene 28 años, también ha sufrido el fenómeno de la emigración cualificada. Tuvo que irse a Barcelona para buscar un trabajo, como empleado de banca, que no encontraba en su pueblo Íllora -a la cabeza en subsidio agrícola de la provincia- ni en Granada. «Aquí eché currículums dos años y no me llamaron. En Barcelona en una semana, cuatro veces. Quizá es que los jóvenes somos poco emprendedores», apunta.

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