Ruido y verano van cogidos de la mano, por desgracia. Este matrimonio malavenido es un auténtico infierno para demasiados ciudadanos de la capital y el Cinturón, sobre todo los pueblos de la corona metropolitana, donde conciliar el sueño se puede convertir casi en una utopía muchas noches. Solo la Policía Local de Granada recoge en un mes tipo de julio una media de 410 quejas por ruido que suelen acabar con una denuncia policial, solo contando las contabilizadas en la vía pública (terrazas de verano, botellones, ruidos de vecinos) y en viviendas (en el interior de pisos por discusiones, fiestas, televisiones o aparatos de música con el volumen alto…). Estas denuncias por ruido suponen solo en la capital una cada dos horas. En invierno bajan en torno a un 30%.
«Los datos todos los años suelen ser muy similares y en verano aumentan las denuncias por ruidos en la vía pública y disminuyen bastante los registrados en viviendas», apunta el portavoz de la Policía Local de Granada, Mariano Valbuena.
El Mapa Estratégico de Ruido de la capital granadina deja bastante claras las zonas más ruidosas de la ciudad: de forma global, tanto por los niveles durante el día como por los niveles nocturnos, los distritos Beiro, Chana y Ronda son los más ruidosos. Dentro de Beiro, la zona de Plaza Toros Doctores y Cercado bajo de Cartuja. En Chana la zona cercana a la autovía de circunvalación y Cerrillo de Maracena y en Ronda la calle Camino de Ronda y zona de influencia de la circunvalación. Aunque la inmensa mayoría de las quejas y posteriores denuncias por las molestias que origina el ruido proceden de la zona Centro de la capital, principalmente en verano. En el resto de Andalucía este mapa de ruidos solo lo tienen Sevilla, Málaga y Córdoba, y en el Cinturón metropolitano de Granada, Las Gabias y Huétor Vega,
«Nos podemos encontrar con problemas muy puntuales en Zaidín, Chana y Albaicín, pero de forma mayoritaria es el centro de la ciudad el lugar de origen de la inmensa mayoría de las denuncias», advierte Valbuena.
El físico de la Universidad de Granada y uno de los responsables de la Agenda 21 Local, Jerónimo Vida, asegura que las fuentes de ruido en esta ciudad son dos: «El tráfico de vehículos y los usos y costumbres ciudadanas». Aunque las denuncias en verano suelen estar motivadas «más por los usos y costumbres que por las fuentes más características durante el invierno, como es el tráfico. Idealmente, pienso que este problema puede resolverse. La solución es fácil y complicada al mismo tiempo: educación cívica y normas acústicas. No hay otro medio», advierte.
Guillerno Sánchez es un vecino del Albaicín. «Hay puntos del barrio donde las reuniones de pandillas con o sin botellón son habituales hasta bien entrada la madrugada. Los vecinos somos quienes sufrimos las consecuencias y así es un verano tras otro», denuncia.
El último informe sobre ‘Hogares y Medio Ambiente’ del Instituto de Estadística de Andalucía, IEA, señala en una encuesta que el 40,7% de las viviendas de la ciudad de Granada sufre problemas de ruido o de malos olores procedentes de su entorno. Un porcentaje que desciende si el tamaño del municipio es menor. En las localidades entre 50.000 y 100.000 habitantes padecen ruidos externos el 38,3% de los hogares, mientras que el porcentaje desciende al 19,2% al comparar los pueblos de menos de 10.000 residentes.
Los límites de ruido que no deberían superarse nunca se denominan «objetivos de calidad acústica» y vienen recogidos en el Decreto 6/2012 de 17 de enero, que aprueba el Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica en Andalucía. En su artículo 9 dice que los sectores del territorio con predominio de suelo de uso residencial, el mayoritario en Granada, no deben superar 65 decibelios durante el día, se refiere a la mañana, y la tarde y durante la noche, 55 decibelios. Si se trata de nuevas áreas urbanizadas, esos límites se reducen a 60 decibelios de día, y en el resto de la jornada 50 por la tarde y noche.
«El mapa de conflictos que hemos elaborado indica que en Granada las zonas donde se superan estos límites se corresponden con el viario urbano en un 90% de los casos. Al decir viario urbano me refiero a las calles con más flujo de vehículos. Salvo el caso de la circunvalación, que no es competencia municipal, esta superación se sitúa entre 5 y 10 decibelios más de lo establecido como objetivo de calidad», señala Jerónimo Vida.
La mayoría de las denuncias de la Policía Local contra las fuentes de ruido molestas para los vecinos de la capital suelen acabar en sanciones económicas recogidas en la ordenanza contra el ruido de la ciudad, elaborada en 2010. Las sanciones oscilan entre los 180 y 300.000 euros en función de la gravedad de la infracción y del tipo que sea.
«De todas formas, por muchas cosas que se hagan o se pongan en marcha, hay un factor clave para el éxito: la colaboración ciudadana. En el respeto de las normas y en la concienciación personal de que la solución a los problemas de ruido urbano no es solo una cuestión de su ayuntamiento. Se llama responsabilidad compartida. A pesar de todo, siempre es posible mejorar y en ello estamos», explica Jerónimo Vida.
Granada es una de las ciudades más avanzadas de Andalucía en materia de control de ruidos, aunque queda camino por recorrer. La propia Policía Local dispone de una patrulla especializada en este tipo de problemas. Todos los días vigilan terrazas de bar y atienden las quejas vecinales por ruidos.
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