Es muy difícil justificar la derrota de ayer del Universidad de Granada ante un equipo que no necesitó mucho para llevarse los tres puntos del pabellón universitario. La mayor parte del encuentro el equipo granadino se encontró perdido, fuera del partido, con numerosas pérdidas de balón que hacían que a las sevillanas les resultara fácil el contragolpe.
El primer tiempo tuvo dos goles más o menos con la misma ejecución, dejando al equipo rival que llegase con tres pases al área local y sin apenas oposición batir la meta local. Con ese 0-2 acabó la primera mitad. Poco o nada cambió en la segunda parte, salvo que como en partidos anteriores las universitarias salieran más enchufadas al partido creando y encerrando a su rival en su área, pero los fallos en los pases propiciaron nuevamente un gol del Brújula, que aumentaba su diferencia con un 0-3.
Gol granadino
Quizás los mejores minutos del Universidad estuvieran precisamente a raíz de este gol, pero su falta de puntería en los metros finales daban al traste con esos buenos momentos de juego, mientras de manera firme y tranquila iban dejando pasar los minutos el equipo sevillano. Pero fruto de la presión granadina trajo como consecuencia que se acortaran distancias por medio de Paky, que puso el marcador con un 1-3 y con casi nueve minutos para finalizar el partido.
El equipo sevillano se limitó a defender su renta, pero aunque la presión granadina encerraba al equipo visitante, no obtenía el resultado esperado de esa presión. Tanta era que en algún que otro contragolpe del Brújula casi aumenta la ventaja, pero a falta de veinte segundos un robo en el centro del campo por parte de las sevillanas, cuando las granadinas jugaban con portera-jugadora, aumentaba y dejaba el partido con el 1-4 en el marcador.
Aunque sólo van tres jornadas y las diferencias de puntos en la clasificación no son grandes, el Universidad de Granada debe recomponerse y sacar lo mejor de sí mismo como conjunto para salir del lugar que ocupa actualmente.
