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El Parque de las Ciencias de Granada, de cumpleaños

¿Cómo se pela un huevo duro sin tocarlo? ¿Podría Iker Casillas adivinar hacia dónde va el balón que golpea un delantero? ¿Cómo se consigue convertir en esferas el té, la coca-cola o cualquier otro líquido? Estas cuestiones que parecen sacadas de un manual de magia tienen una respuesta científica y un experimento práctico. Estas asombrosas experiencias y otras muchas atracciones espectaculares se presentaron ayer en las jornadas de puertas abiertas del Parque de las Ciencias, que se transformó en una gran carpa de la magia y en una gran casa de la divulgación científica. El Parque estaba de fiesta en su decimoquinto aniversario y se vio desbordado de un público que asistió a un programa de actividades apabullante.

Capoeira, jazz, pasacalles, teatro, aves rapaces en pleno vuelo y miles de personas en desfile por los diversos espacios esparcidos en sus 70.000 metros cuadrados, en los talleres, exposiciones, planetarios y demás atracciones. Fue una especie de fiesta de las ciencias, que sirvió para presentar algunas novedades.

En este aniversario, el consejero de Educación, Francisco Álvarez de la Chica, inauguró un nuevo artefacto, el giróscopo, que ha sido diseñado por el catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Granada Miguel Cabrerizo. Este dispositivo mecánico fue inventado por Léon Foucault en 1852 para demostrar la rotación de la tierra de forma más simple. Foucault presentó así un aparato capaz de conservar una rotación lo bastante rápida durante un tiempo suficiente para que se pudiesen hacer medidas.

Fuego
Uno de los momentos más acordes con la jornada de aniversario se produjo cuando el fuego bailó al ritmo del ‘cumpleaños feliz’ ante el consejero de Educación y el director del Parque de las Ciencias, Ernesto Páramo. Se trata de un espectáculo científico-artístico que recibe el nombre técnico de Tubo de Rubens, un cilindro con perforaciones a lo largo de sus cuatro metros. En una de las aberturas se coloca un pequeño altavoz para hacer llegar la música y en la otra, una entrada de gas. Se llena el tubo de gas y se prende fuego. Gracias al tamaño de la llama se ha podido observar cómo unos sonidos producen mayor presión de aire que otros. O sea, un aparato rudimentario para medir la magnitud de las ondas sonoras.

A estas actividades se les sumaron numerosos talleres esparcidos por todo el museo, como ‘Un mundo de colecciones’; ‘Las leyes de la herencia’; ‘La ecología en juego’; ‘Taller de juguetes’; ‘La naturaleza en tus manos’; ‘Talleres de Anatomía’ y ‘Experimenta con las construcciones’. Además, 35 centros educativos de toda Andalucía e investigadores de la Universidad de Granada llevaron hasta el museo experiencias de química, física, electrónica, biología, ecología y bioarte, entre otras.

Entre estos talleres de los centros educativos destacaban por su singularidad el titulado ‘Cuestión de huevos’, de los alumnos de CajaGranada, y el titulado ‘Si Iker Casillas lo hubiera sabido’, del Instituto Botánico de San Fernando de Cádiz. Este último taller presentaba a través de ejemplos multimedia cómo se puede adivinar la trayectoria que trazará el balón lanzado por un delantero, los conocimientos para que Casillas fuera aún más efectivo.

Darwin
Las celebraciones dedicaron un apartado especial a Charles Darwin, el padre de la teoría de la evolución de las especies. El acto comenzó con la representación teatral de la obra ‘Fiebre y credo. Correspondencia entre Darwin y Gray’, bajo la dirección de Eusebio Lázaro, quien también interpretó el papel protagonista y compartió escenario con el actor Chema de Miguel en el papel de Asa Gray. La obra, escrita por Craig Baxter, está basada en ‘Darwin Correspondence Project’ de la Universidad de Cambridge, cuya base de datos contiene el texto completo de unas 5.000 cartas enviadas y recibidas por Darwin hasta 1865.

La adaptación del mismo la ha realizado el profesor de la Universidad de Valencia Juan Vicente Martínez, con la traducción de Rebeca Barba. Las cartas muestran un retrato vivo y humano del investigador y permiten seguir las ideas del científico inglés según iban adquiriendo forma. Tras la representación teatral, Juan Luis Arsuaga leyó textos de Darwin acompañado por piezas musicales de piano interpretadas por la pianista Araceli Fernández Beiztegui.

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