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El número de agentes antiterroristas se ha triplicado en Granada desde el 11-M

El número de agentes antiterroristas se ha triplicado en Granada desde el 11-M
De los 17 policías de la Brigada de Información que había en 2004 se ha pasado a cerca de 70 especialistas
CARLOS MORÁN | GRANADA

Registran un locutorio en Cartuja regentado por dos argelinos detenidos en noviembre de 2005. EFE

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Ocho detenidos desde 2001

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Fuego verde. El mensaje, críptico y desconcertante, soliviantó a los agentes al otro lado de los teléfonos pinchados. Había que intervenir. No sabían muy bien qué querían decir los jóvenes con aquello de comprar fuego verde, pero se temían lo peor.

Estas dos palabras precipitaron, una madrugada de noviembre de 2005, una operación simultánea en Granada, Alicante y Murcia que se saldó con once argelinos detenidos. Se dedicaban supuestamente a proveer de fondos y documentos falsos a células terroristas del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), una escisión del Grupo Islámico Armado (GIA).

En Granada fueron detenidos dos hermanos argelinos en el barrio de Cartuja por prestar, presuntamente, apoyo logístico al grupo integrista. Se habían instalado en esta zona de la capital en el año 2000 y allí regentaban un pequeño taller y un locutorio. Tras los registros, la Policía confiscó un coche, documentos y 36.000 euros.

Entre los dos detenidos estaba Abdelhamid Bouchema, uno de los integristas más vigilados de toda España desde que, en noviembre de 2004, fuese expulsado de Amsterdam con la advertencia de que era «muy peligroso para la seguridad nacional». El seguimiento a Abdelhamid Bouchema durante diez meses permitió desarticular esta red ligada al Grupo Salafista.

El objetivo, Madrid

Fuentes del Gobierno han confirmado a IDEAL que el grupo islamista desarticulado en noviembre de 2005 tenía un plan -aún incipiente-, que pasaba supuestamente por comprar explosivos en una mina de Granada para atentar en Madrid.

Los dos argelinos de Cartuja quedaron en libertad. Meses después, Abdelhamid fue detenido por violar la orden de alejamiento de su esposa.

Nueve intentos

No ha sido el único intento de atentado abortado por las Fuerzas de Seguridad en los últimos años. Desde que el 11 de marzo reventasen los trenes de la muerte, se han contabilizado en España hasta nueve ataques frustrados, recuerda Javier Jordán, experto del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Granada. Algunos estaban en un estado tan embrionario que quedan en anécdota; como el caso de los jóvenes que fueron sorprendidos mientras fotografiaban la central nuclear de Trillo, en Guadalajara.

Muchos de los detenidos están ya en libertad ante la dificultad de montar contra ellos una acusación concreta. También por eso, algunos cuestionan su verdadera relación con el terrorismo islamista. «Y si se supone que eran terroristas ¿Por qué están libres?», responde cuando se le pregunta por los dos argelinos detenidos en 2005 en Cartuja un investigador marroquí que prefiere quedar en el anonimato.

Refuerzos

Primero el 11-S y después el 11 de marzo, desataron una nueva alerta y destaparon un enemigo al que, hasta esas fechas, se le había prestado poca atención. Las Fuerzas de Seguridad del Estado se han puesto en guardia.

Desde los atentados de Atocha, el número de agentes de la Brigada de Información de la Policía Nacional desplegados en Granada se ha triplicado. De los 16 policías que conformaban el grupo antiterrorista en 2004 se ha pasado a cerca de 70 especialistas, dentro de los que están incluidos los Tedax.

A lo largo de 2005 se incorporaron 16 agentes y recientemente otros tantos, informan fuentes del Gobierno. Dentro de la brigada hay un grupo destinado a extrema derecha y otro a extrema izquierda, pero la mayoría de los investigadores están dedicados a combatir la delincuencia vinculada a células durmientes y recopilar información sobre radicales islamistas.

El mapa de efectivos ha cambiado profundamente: en 2004, apenas había en toda España un centenar de agentes de la Policía Nacional especializados en terrorismo internacional.

Control en la Universidad

El estrecho control de las Fuerzas de Seguridad del Estado en Granada no es nuevo. La Policía ha vigilado la Universidad, donde estudian cerca de dos mil jóvenes musulmanes. No es baladí: algunos de los los autores de la masacre del 11-S eran -para las autoridades norteamericanas- «típicos estudiantes universitarios».

Los agentes de información tienen perfectamente documentada la presencia en Granada, desde finales de los años 80, de destacados radicales islamistas. Muchos pesos pesados de Al Qaeda han pasado por Granada en algún momento de su vida; entre ellos, Abu Dahdah. La conexión no resulta descabellada: en septiembre de 2003, fueron detenidos en Huétor Vega y Alfacar dos ciudadanos sirios por ser, presuntamente, seguidores de Abu Dahdah, al que algún mando policial ha definido como el autor material del 11-M

Más razones para estrechar la vigilancia. En el auto de procesamiento de Bin Laden -un documento en el que aparecen, entre otros, el periodista de Alfacar Taysir Alony y Mohamed Zaher Asade, detenido en Granada en noviembre de 2001-, el juez Garzón hace 341 menciones a Granada.

Sin embargo, las fuentes próximas a la comunidad musulmana granadina entrevistadas por este periódico niegan que la ciudad sea un vivero de extremistas. Al contrario. Explican que en Granada viven los «más progresistas», la «élite», muchos con formación universitaria. En estos momentos, los núcleos más radicales -sostienen los expertos- están en Cataluña.

De todas formas, conocer el número de yihadistas que residen en España es prácticamente imposible. Tan difícil como que algún día se sepa «quién fue el cerebro yihadista del 11-M, si lo planearon desde Madrid o si la orden surgió de algún nivel superior de Al Qaeda», reflexiona Javier Jordán.

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