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El mundo se para en el Club Náutico de Motril

«Y si le doy a la ‘bola’ ¿qué pasa?». La inocente pregunta de una niña de seis años es la misma que se formulan muchos otros chavales, y no pocos adultos, desde que se puso en marcha un singular invento en los jardines del club náutico de Motril. Pocos habrán visto un péndulo de Foucault al aire libre en toda España, por lo que desde hace muy pocos días la ciudad cuenta con el privilegio de albergar algo más que un experimento físico.
Lógicamente, nadie toca la ‘bola’ por mucha curiosidad que despierte, pues siempre hay alguna persona cerca dispuesta a explicar el cómo y el porqué de tan extraño ingenio al que todos observan con una mezcla de fascinación y temor.
El péndulo de Foucault, esta basado en un principio físico que ya enunció Galileo, quien afirmaba que el plano en el que oscila el péndulo no cambia, así, como la Tierra gira, y nosotros con ella, «cuando observamos un péndulo de Foucault parece que es el plano de oscilación lo que cambia, cuando en realidad es la Tierra la que esta girando», explica Miguel Cabrerizo, catedrático de Física aplicada de la Universidad de Granada, experto de renombre mundial y autor de este experimento sobre el que siente auténtica pasión y que puede considerarse hermano menor del ubicado en el parque de las ciencias de Granada.
Cabrerizo, socio por cierto del club motrileño, no pudo evitar emocionarse en el momento en que la bola de acero inoxidable -de cien kilos de peso- comenzó su oscilación recordando, al mismo tiempo, lo pequeños que somos en el universo.
«Es un motivo de orgullo contar con el péndulo, pues ningún otro club de España lo tiene», comenta el presidente de la entidad motrileña, Antonio Gutiérrez; quien tampoco ocultaba su emoción y comentaba con los expertos cómo habría que orientar el plano hacia la estrella polar, toda vez que el mismo día de la inauguración aún se daban algunos ajustes.
El péndulo de Foucault recién inaugurado en el Real Club Náutico de Motril está construido en acero inoxidable 316, tiene una estructura piramidal de base triangular de unos seis metros de alto por dos de lado en la base, sobre la que descansa un tablero circular de granito negro, la bola pende de un cable de obenque también de acero inoxidable. La oscilación del péndulo se mantiene gracias un sistema electromagnético que le suministra la energía que va perdiendo por rozamiento.
Mecanismo complejo
En estos días todo son preguntas en torno a la brillante estructura metálica que actuará como un imán para no pocos escolares de la localidad. El catedrático es consciente de la complejidad de explicar el mecanismo y función del péndulo, pero insiste en que todo tiene aplicación y traslación a la vida real y cotidiana. «El mismo Foucault trabajo en un sistema en el que se observa un principio físico parecido como es el giroscopio». A los más pequeños esto les resulta un trabalenguas cuya aplicación se reduce al hipnótico bamboleo de una gigantesca bola de acero o a la simpática respuesta que le dio a la niña su propio hermano. «Si le das a la ‘bola’ se para el mundo». Tiempo tendrán de entender el invento.
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