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El bosón de Higgs, al desnudo en el Parque de las Ciencias

«Esta ecuación posee una gran elegancia, es enormemente bella», aseguraba José Ignacio Illana, profesor de la Universidad de Granada, ante las más de 400 personas que inundaban el auditorio del Parque de las Ciencias en la tarde del martes. La receptora de los halagos, la operación con la que Peter Higgs pretendía dar explicación hace 48 años a uno de los grandes misterios de la Física, aparecía desnuda, en todo su esplendor, en la enorme pantalla de la sala tan solo veinte días después del anuncio del CERN del descubrimiento de la conocida como ‘partícula de Dios’, el bosón de Higgs.
El bosón, el niño bonito de la Ciencia en estas últimas décadas, dejó pruebas de su existencia durante uno de los experimentos del centro situado entre Suiza y Francia, en cuya investigación ha participado la Universidad de Granada a través del grupo de trabajo de fenomenología de partículas y el grupo experimental especializado en rayos cósmicos, así como por la labor teórica del granadino Juan Antonio Aguilar.
José Ignacio Illana se enfrentó con éxito al complicado acertijo que supone la explicación de los hallazgos del CERN para el gran público. Después de unos minutos en los que detalló uno a uno los pilares teóricos que lo sustentan, el profesor granadino comparó el campo de Higgs con un tanque de agua en el que cada molécula que la compondría sería uno de esos bosones a los que Peter Higgs dio nombre. Y todo en esta teoría está regido por la elegancia, una característica que se desprende de la «simetría imperante en las ecuaciones» que explican la realidad subatómica y cuya «rotura espontánea determinaron el origen de la idea de Higgs».
Pero la aparición de la ‘partícula de Dios’ no determina la llegada al capítulo final de los misterios del Universo, sino que abre un abanico de caminos posibles para los científicos. Como preguntó el profesor Illana ante la audiencia, «¿y ahora qué?». La Ciencia ha dado respuesta a un 4% de la realidad que rodea al ser humano. Por delante, envuelto en el halo atractivo de lo desconocido, resta un 96% compuesto por materia y energía oscuras, todo un reto al que deberán enfrentarse los científicos del mañana.
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