Paloma Fajardo, doctora en Farmacia e investigadora de la UGR, ha realizado un estudio en nueve hospitales españoles con 4.611 pacientes y 130 facultativos distintos
La investigadora granadina Paloma Fajardo ha llegado a una conclusión preocupante: el 35% de los pacientes que acuden a urgencias lo hace por reacciones adversas provocadas por la medicación que está tomando, según los datos de un estudio llevado a cabo en nueve hospitales de referencia españoles y en el que han participado más de 130 profesionales sanitarios y 4.611 pacientes, de quienes se ha completado la información con su historia clínica.
«De estas reacciones adversas, el 80% se podrían haber evitado», añade la especialista, que cifra en cuatro los factores que más incrementan el riesgo de tener resultados negativos asociados a la medicación: la automedicación, el tabaquismo (más de 20 cigarros al día), haber sido recetado por varios médicos diferentes y ser mujer, ya que los hombres presentaron casi un 20% menos de riesgo de padecer este tipo de problemas.
«Las medicinas que más frecuentemente estuvieron asociadas a estas situaciones fueron las del sistema nervioso, el aparato cardiovascular, el aparato locomotor, la terapia antiinfecciosa y el aparato digestivo y metabolismo», explica la doctora, cuyos resultados forman parte de su tesis doctoral, del departamento de Farmacología de la Universidad de Granada.
Un millón de euros
Esta realidad descrita, además, tiene un coste económico: los nueve hospitales participantes en la investigación gastaron un millón de euros en los tres meses que duró el estudio.
«Cada paciente que acude a urgencias por una reacción adversa sin que llegue a necesitar hospitalización supone un coste de 130 euros a la sanidad», apostilla la autora del informe, financiado por el Fondo de Investigación Sanitaria.
Un centro granadino como el Hospital Virgen de las Nieves, aunque no ha participado de la muestra, también ha sido analizado por la especialista, que data en un 33% las personas que acuden a él por un mal relacionado con las medicinas que toma.
Para Paloma Fajardo, hay solución a estos problemas: «Que los propios farmacéuticos ayuden a los pacientes a entender y ordenar el tratamiento. Esto contribuiría a controlar los medicamentos, aligeraría en gran medida las consultas a los servicios de urgencias y disminuiría el gasto sanitario».
Más de un prescriptor
Muchos contratiempos en la salud llegan causados por la cantidad de médicos distintos -desde el especialista al médico de cabecera- que examinan y recetan a cada enfermo, muchas veces sin interconexión entre sí.
Por cada prescriptor más, el riesgo de sufrir un problema con la medicación aumenta un 70%. Fajardo abunda en otro factor determinante. «El abandono de los tratamientos incrementa los riesgos, y esa práctica es muy común en las enfermedades como la hipertensión o con lo recetado para el dolor».
Con respecto a la gravedad del diagnóstico causa de la visita a urgencias, la mayoría fue leve y esta fue una característica común a todos los hospitales. Las ‘enfermedades’ menores ascendieron al 63% en el hospital Infanta Margarita de Cabra o el Carlos Haya de Málaga, y al casi 83% del Reina Sofía de Córdoba.
La mayor ratio de casos graves -según se lee en el estudio- lo obtuvo el hospital Central de Asturias con casi un 17%. Los exitus (pacientes que acaban en la muerte) fueron muy poco frecuentes en todos los hospitales, y solo superó el 1% el Clínic de Barcelona.
Hay riesgos
«Actualmente es un hecho cierto que los medicamentos son la herramienta terapéutica más utilizada y que más ha contribuido en las últimas décadas a mejorar la calidad de vida en la población. Pero también es cierto que no están exentos de riesgos para la salud, bien porque no consiguen su objetivo terapéutico o bien porque generan problemas de salud en los pacientes que estos no tenían. Ambas situaciones ocasionan resultados negativos asociados a la medicación», remata Fajardo.
El estudio de la granadina, de manera novedosa, no solo mide problemas de inseguridad con la medicación (como la mayoría de los estudios evalúan), esto es, las reacciones adversas que se producen. La tesis doctoral también analiza la prevalencia de inefectividades de tratamientos, o sea, medicinas que se ingieren y que no mejoran el cuadro porque la enfermedad ha avanzado. La inefectividad también incluye el incumplimiento por parte de los pacientes del tratamiento.
Por último, en las entrevistas con los pacientes también se analizó la necesidad de los mismos. «Este último caso sería, por ejemplo, el de un hipertenso silente a quien le da una crisis porque no tenía medicación», concluye la autora del estudio.
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