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Defensa del Albaicín

– Defensa del Albaicín

YA me he referido, en otras ocasiones, a la heroica defensa del barrio, cuando los albaicineros, resistieron, inermes y nada menos que tres días, ante el ataque de las fuerzas militares franquistas, en julio de 1936. Hoy aludo a la defensa, durante muchísimo más tiempo y los mismos infructuosos resultados, frente a las autoridades gubernativas, de cualquier signo político, que han permitido, cuando no propiciado, su progresiva destrucción paisajística y monumental, aparte de su transformación sociológica.

El último intento, serio por viable, se formalizó en marzo y abril de 1995, cuando la Asociación de Vecinos del Albaicín, el Centro Unesco de Andalucía y el Colectivo 220, integrado por escritores, artistas, docentes y variados profesionales, granadinos y del resto de España, con la colaboración, todo hay que decirlo, de Tiendas El Corte Inglés, se redactaron una amplia serie de conclusiones y propuestas, a través de numerosos actos públicos, entre ellos el organizado sobre política de preservación y rehabilitación de la arquitectura naturalista, señalización de monumentos y política patrimonial, en el que intervinieron Antonio Almagro, arquitecto y arqueólogo, Carlos Sánchez, arquitecto, Ángel Isac, historiador de arte y Francisco Izquierdo, escritor y pintor, coordinados por el arquitecto Antonio Orihuela. Sobre ordenación, infraestructuras y equipamientos, considerando los problemas de impacto medioambiental, tráfico, cableados y antenas, saneamientos, espacios públicos, pavimentación y jardinería, bajo la coordinación de José Luis Rozúa, decano de la Facultad de Ciencias, participaron delegados de la Compañía Sevillana de Electricidad y de la Compañía Telefónica, el coordinador de la CEPA Francisco Casero, Álvaro Martínez, profesor universitario, y Feliciano García, ingeniero. Para perfilar un plan de protección y reforma del Albaicín, coordinados por Vicente Azpitarte, economista, actuaron Antonio Tastet, abogado, y los arquitectos José Luis López Jiménez y Javier Gallego Roca. Para el proyecto socio cultural, coordinado por el periodista Juan J. Ruiz Molinero, intervinieron José A. González Alcantud, antropólogo, los poetas Rafael Guillén y José G. Ladrón de Guevara, Ignacio Henares, catedrático de Arte, José García Román, compositor y músico, y Miguel J. Carrascosa, presidente del Centro Unesco de Andalucía. Las soluciones políticas, fueron debatidas por los candidatos de todos los partidos a las municipales granadinas, con los eurodiputados María Izquierdo, del PSOE, y José Luis Valverde del PP. A todos los actos programados siempre asistió y participó la AA VV del Albaicín, representada por Eugenia Fernández.

POSTERIORMENTE se celebraron unas jornadas informativas, empezando por un panel de expertos que hablaron sobre el Albaicín histórico y cultural, actuando Antonio Malpica Cuello, profesor titular de Historia medieval de la Universidad granadina, Antonio Orihuela Uzal, arquitecto y vecino del Albaicín, Manuel Barrios Aguilera, profesor de Historia Moderna, Rafael Guillén, poeta, y Francisco Izquierdo, pintor y escritor. Fueron moderados por Miguel J. Carrascosa. Otra mesa redonda, coordinada por el periodista Andrés Cárdenas, y en la que intervinieron Eugenia Fernández, de la AA VV del Albaicín, el arquitecto y director de la Escuela Superior de Arquitectura de Granada Javier Gallego Roca, la pintora y escritora Eulalia D. de la Higuera, y el poeta José G. Ladrón de Guevara, trataron sobre la situación actual del Albaicín. Otro grupo debatió las aportaciones de sugerencias y conclusiones, bajo la coordinación de Miguel J. Carrascosa, con la anunciada participación de Jesús Quero Molina, alcalde de Granada, y los candidatos a la alcaldía Gabriel Díaz Berbel y Baltasar Garzón, y Julio Rodríguez López, economista y presidente de La General.

La clausura y lectura de conclusiones estuvo presidida por Breda Pavlic, director del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco, y por Manuel Benavides López Escobar, secretario general de la Comisión Española de Cooperación de la Unesco.

DURANTE todo el tiempo que duraron las Jornadas, del 15 de marzo al 16 de abril de 1995, en el Centro de Actividades Comunitarias del barrio, se mantuvo abierta al público la exposición Seguimos cableados (el Albaicín a través de la fotografía), con obras de Antonio Arabesco, Vicente Azpitarte Jr., Juan Ferreras, Feliciano García, J. L. de Guevara, Hilario Garrudo, Jorge Guillén Marcos, Francisco Izquierdo, Rafael Piñas y Paco Ramírez, pintor, que también intervino en el acto inaugural de las Jornadas, con varias de las personas ya citadas, y del cantaor Enrique Morente.

Aquí y así queda reseñado el conjunto de los participantes en aquella última defensa del Albaicín, a través de un prolijo, riguroso y polifacético análisis crítico, del que se obtuvieron unas conclusiones, tan concisas como aprovechables, tan evidentes como viables, pero que, una vez más, resultaron inútiles ya que no surtieron los efectos deseados por todos, menos por los que habían de realizarlas. Han transcurrido doce años, desde entonces, y nadie que pinte algo en las administraciones públicas del Estado, la Autonomía, la provincia o el municipio, ha resuelto una dolencia que ya está suficientemente diagnosticada, pero que sigue constituyendo un problema sin resolver, ni muchísimo menos. A la vista está.

PUES bien, ahora que ya estamos en plena campaña electoral, cuando en las plazas públicas de los pueblos y capitales españolas, comparecen los candidatos a gobernar Andalucía y España entera, ya verán ustedes cómo ellos, y ellas, los que nos piden, vociferando tan afanosamente, el voto para su partido, y alcanzar los sillones anhelados, pasarán como por encima de una hoguera al rojo vivo, acaso prometiendo cualquier baratija más o menos resultona, si es que se acuerdan del Albaicín granadino. Nuestro histórico, singular barrio, monumental y paisajístico, que se nos está muriendo, que desaparece del mapa, por la grandísima culpa de quienes pudieron salvarlo, y no supieron o quisieron, que lo misma da. No me vengan con milongas electoralistas los políticos de turno, porque me mondo de risa. Y llore por el Albaicín.
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