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De Isabel la Católica a Letizia y Felipe

GRANADA
De Isabel la Católica a Letizia y Felipe
Los Príncipes disfrutaron con la muestra Los reyes Católicos y Granada, y saludaron a cientos de ciudadanos
ÁNGELES PEÑALVER //FOTOS: JUAN ORTIZ / GRANADA

MUY INTERESADOS. Don Felipe y doña Letizia observan un tejido real nazarí, una parte de la exposición que cautivó su atención.

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JAVIER Lorite Soto, un joven de 29 años con síndrome de Down, aportó ayer la nota de color durante la visita de los Príncipes a la exposición Los Reyes Católicos y Granada. Este granadino está enamorado de Letizia desde que la vio un día presentando los informativos. Ayer, él y su madre fueron los únicos, con la ayuda de los miembros de seguridad de la Casa Real, que lograron acercarse a la Princesa para saludarla e intercambiar unas palabras con ella en el Hospital Real.

Javier Lorite Soto sorteó al presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, a la ministra de Cultura, Carmen Calvo, y al alcalde de Granada, José Torres Hurtado, para decirle a Letizia lo guapa que la encuentra. A cambio recibió de la Princesa unas afectuosas palmadas en la espalda. En segundo plano, estaba la madre de Javier llorando, y el Príncipe Felipe no dudó en decirle: «Acérquese señora, venga usted también». Ella -algo avergonzada de los zapatos que había escogido para la ocasión, como había susurrado segundos antes- se aproximó a la pareja para agradecerles el gesto.

Según lo previsto

Al margen de esta anécdota, la visita de los Príncipes de Asturias al Hospital Real transcurrió en 45 minutos, tal y como estaba previsto. Llegaron muy puntuales, a las 18.00 horas. Cientos de ciudadanos esperaban para aclamarlos. Los Príncipes saludaron rápidamente y se dirigieron a las autoridades, con las que recorrieron la exposición. A pie de calle los esperaban Torres Hurtado, Manuel Chaves, Carmen Calvo, Rosario Torres, consejera andaluza de Cultura, Antonio Cruz, subdelegado del Gobierno, David Aguilar, rector de la UGR, y Alberto Bartolomé Arraiza, comisario de la muestra y encargado de explicarles hasta el último detalle.

Don Felipe y doña Letizia se mostraron muy atentos a los comentarios históricos. El Príncipe estuvo muy distendido y cercano; la Princesa algo más seria y guardando milimétricamente el protocolo. El testamento de Isabel la Católica ocupó la primera parada de la pareja. «Se han interesado sobre todo por los retratos, y es lógico porque eran de la Reina y el Rey», explicaba al final del recorrido Alberto Bartolomé. La estatua orante de Juan de Padilla, doncel de la reina que falleció en su defensa, captó la atención del heredero de la Corona; esta pieza inaugura un apartado dedicado a los nobles. Carmen Calvo y Manuel Chaves mantuvieron algunas conversaciones a lo largo del recorrido, pero al final la ministra de Cultura se centró totalmente en la exposición, de la que pareció disfrutar bastante. El alcalde de Granada acudió junto a su esposa, con quien paseó cogido de la mano por las salas de la muestra.

Chaves y doña Letizia intercambiaron algunas impresiones acerca del apellido de la reina Isabel, Trastamara. El presidente de la Junta se sorprendió, ya que cuando él estudió Trastamara era una palabra llana, sin acento. «Yo cuando estudié ya lo estudié como Trastamara», apostilló Letizia.

El ajuar de Boabdil, una de las secciones estrella de la exhibición, cautivó a los Príncipes, quienes prestaron especial atención a los objetos de guerra y a la Inquisición. «En los documentos inéditos he hecho mucho hincapié; les han entusiasmado y han pedido explicaciones», continuó Alberto Bartolomé, quien insistió en que las frecuentísimas preguntas que habían efectuado los Príncipes de Asturias eran muy interesantes. Quedó demostrado que «venían preparados. No eran cuestiones baladíes, sino en profundidad, para ampliar conceptos».

«También se han dado cuenta de la importancia que tiene para la ciudad de Granada que el cuadro Virgen de Granada esté aquí», aclaró el comisario de la exposición. «Han hecho hincapié en dos cosas fundamentales: el estoque del Conde de Tendilla y el tapiz de hilos de oro que está a su lado y que pertenece al Palacio Real, o sea, que es suyo», bromeó Alberto Bartolomé.

Durante la visita se permitió la entrada a la exposición a algunos ciudadanos, pero tuvieron que mantenerse alejados de la comitiva. A la salida de la muestra, el Príncipe Felipe se despidió de las autoridades y periodistas, pero a doña Letizia se le olvidó saludar a sus antiguos compañeros. Sin embargo, ambos fueron muy cariñosos con todos los ciudadanos que se habían congregado a las puertas del Hospital Real y dieron la mano a toda una fila de granadinos que llevaban más de una hora detrás de las vallas de seguridad esperando para saludar a los Príncipes de Asturias.
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