– Chicos con síndrome de Down buscan estudiantes para compartir piso.
Granadadown selecciona y prepara a media docena de sus socios, todos ellos con un trabajo remunerado, para que den el paso histórico de independizarse.
Hay ocasiones en que las utopías se hacen realidad, así que es obligado ir a por una nueva. Lo que cuenta es no detenerse.
La Asociación Síndrome de Down de Granada (Granadadown) nació hace 18 años y ninguno de aquellos pioneros imaginaba que sus hijos acabarían teniendo un trabajo «normalizado», es decir, como el de cualquier otra persona. Pues bien, ya ha ocurrido. Al menos una veintena de chicos y chicas con síndrome de Down disfrutan de un empleo fijo o eventual. Incluso hay funcionarios de carrera. La primera obsesión de los fundadores de Granadadown está superada. Nadie dice que haya sido fácil, pero el esfuerzo ha merecido la pena.
En Granadadown están satisfechos, pero no se han sentado a celebrarlo ni se han dormido en los laureles. Al contrario: se han propuesto un reto todavía más ambicioso. En realidad, es el reto definitivo: la asociación ha puesto en marcha un programa -llamado significativamente Escuela de Vida- para preparar a las personas con síndrome Down que lo deseen para independizarse y tener una vida autónoma: una vida normal.
Murcia, el ejemplo
Granadadown ha importado la experiencia de Murcia, donde sus homólogos de Fundown se aventuraron a probar. Eso fue hace ya unos años y el ensayo resultó un éxito que ha tenido continuidad hasta hoy.
Granadadown está ahora mismo al principio del camino: ya ha seleccionado a media docena de chicos y chicas con síndrome de Down -todos tienen un empleo remunerado- para someterse al complejo entrenamiento que requiere dejar el nido y echar a volar.
La última fase de la preparación es la más llamativa: la idea es que los discapacitados de Granadadown compartan un piso con jóvenes sin discapacidad, que ejercerán como «mediadores, una figura que no debe entenderse como sinónimo de monitor: estamos hablando de otra cosa, de alguien que ayuda pero convive de igual a igual», precisa Pilar López Garrido, presidenta de Granadadown.
La asociación va a presentar en breve el proyecto en la Universidad de Granada, concretamente a los estudiantes de carreras relacionadas con el mundo de la educación. En opinión de López Garrido, estos universitarios reunirían, a priori, unas características muy interesantes para integrarse en el experimento. «Pienso que, tanto humana como profesionalmente, es algo que puede resultarles muy atractivo», explica.
Pero los potenciales candidatos no deben caer en el error de pensar que el proceso de selección será sencillo. «En absoluto. Nos emplearemos a fondo para buscar los perfiles más adecuados. Y eso significa que los voluntarios tendrán que someterse a una serie de pruebas que tendrán que superar. A cambio, y como decía Pilar, participarán de una experiencia que, estamos seguras, les resultara muy enriquecedora. Por supuesto, los universitarios no tendrán que pagar el piso, que también es un aliciente», detalla María Matilla, la gerente de Granadadown. Un dato: en Murcia, la provincia pionera, ya hay cinco viviendas de este tipo.
Si Pilar, María y los demás logran lo que se proponen, igual Granadadown tiene que desaparecer por falta de demanda. «Ojalá», suspiran ambas.