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Catalán, pero con deje andaluz

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Catalán, pero con deje andaluz
La granadina Lourdes Sánchez Rodrigo presenta la primera traducción al castellano de Oraciones, del intelectual Santiago Rusiñol
MARÍA RUIZ//FOTOS: OSCAR CHAMORRO/ GRANADA
Catalán, pero con deje andaluz
El escritor Santiago Rusiñol.
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EN DETALLE
F Título: Oraciones.

F Autor: Santiago Rusiñol.

F Traducción: Lourdes Sánchez Rodrigo, que añade un estudio sobre Rusiñol y sus cinco viajes a Granada, donde trabajó como escritor y pintor.

F Editorial: Ellago Ediciones.

F Páginas: 239.

F Otros datos: Se traduce por primera vez del catalán al castellano. La obra empezó a escribirse en el segundo viaje a Granada del autor.
El poeta que rompió tópicos
GRANADA despertaba de los cambios del siglo XIX en busca de una revolución social cuando el catalán Santiago Rusiñol, escritor, poeta, periodista y pintor, aterrizó junto a la Alhambra. La ciudad diseñaba su Gran Vía y se había conformado con el reflejo que daban de lo andaluz los novelistas norteamericanos. Se había quedado con un puñado de tópicos y buscaba un cambio cultural encaminado a la modernidad.

Fue entonces, en 1887, cuando la ciudad acogió al intelectual Rusiñol para convertirlo -años después- en uno de los motores de su desarrollo cultural. Aunque publicitó a gran escala su faceta de pintor y dejó para amigos como Ganivet sus versos y relatos, Rusiñol se hizo su hueco en la ciudad y aprendió a mostrar una Alhambra más allá de los tópicos y a unos granadinos que no eran sólo gitanos y moros.

Viajó en cinco ocasiones a la ciudad -siempre se alojaba en el Sacromonte, el Realejo o las cercanías de la Alhambra- y fue mirando los jardines nazaríes cuando empezó a escribir su obra Oraciones. La reservó sólo a los lectores catalanes y ahora, después de más de un siglo, sus alabanzas a los rincones granadinos logran la primera traducción al castellano.

Desde los noventa

Lourdes Sánchez Rodrigo es profesora de Filología Catalana en la Universidad de Granada y se ha encargado de traducir las Oraciones de Rusiñol y acompañarlas con un estudio sobre su obra, su importancia en el panorama nacional y la influencia de su forma de ver la cultura en Granada. «Comenzó como mi tesis doctoral en los noventa. Abandoné un tiempo el trabajo y lo recuperé porque considero que en su tiempo fue una obra única para la literatura catalana y española», detalla Sánchez Rodrigo.

La obra del polifacético catalán comenzó a gestarse durante su primera visita a la Alhambra. Se enamoró de sus jardines porque representaban la esencia de la ciudad. De los jardines nazaríes, y del flamenco. «Le atraen porque conservan el espíritu de lo auténtico, sin restos de la contaminación de la civilización moderna», recalca la autora de la traducción al castellano.

Modelo a seguir

A la primera visita le siguieron la segunda, la tercera, la cuarta… Se enamoró de la ciudad y se dejó llevar por el ritmo de los granadinos. Quiso parecerse a ellos, compartir su forma de vivir el día a día, su cultura, esa esencia que le hizo abandonar periódicamente su Barcelona para buscarse un carmen granadino que inspirara sus pinturas y sus versos.

Se metió en los círculos intelectuales de los granadinos, logró un lugar protagonista en la Cofradía del Avellano y la amistad de grandes de la época como Ángel Ganivet. Junto a ellos, intentó crear un revulsivo a la cultura granadina porque consideraba que «lo material tiene que avanzar y lo espiritual, permanecer. Y creía que la revolución social se tenía que batallar con la cultura», subraya Sánchez Rodrigo. El libro cuenta las peripecias de Rusiñol por interiorizar la cultura granadina pero fue siempre «el extranjero» para los granadinos de a pie. «Intentó incluso hablar en andaluz con sus fonemas pero nunca dejó de ser catalán. Veía Granada de una manera diferente a la del resto de escritores o pintores de fuera». Ahora, su paso por Granada se lee también en castellano.

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