OPINIÓN
CARTAS AL DIRECTOR
Escalones insalvables
Ana María Álvarez Sabio./Granada.
Imprimir Enviar
Sr. Director del IDEAL: Me dirijo a su periódico, el periódico de Granada, porque ayer viví una situación incomprensible a todas luces: soy trabajadora de la Universidad de Granada y voy en silla de ruedas. Por el Servicio de Salud Laboral de esta Universidad se me ha prescrito unas sesiones de fisioterapia por problemas en los brazos… Hasta aquí todo estupendo pero llego ayer -13 de abril- a comenzar mi rehabilitación y me encuentro en la puerta de acceso a dicho Servicio de Rehabilitación -que está situado en el Rectorado- un gran escalón que hace imposible mi acceso. Hablo con el personal que trabaja en dicho servicio y me aseguran que el director ya sabe el problema y que creían que ya iba a estar resuelto el problema para cuando yo llegara (se ve que antes nadie había caído en la cuenta de la incongruencia de que un sitio para lesionados debe tener fácil acceso).
En vista de las circunstancias decido ir a tomar café a la cafetería del mismo Rectorado: otro escalón insalvable…
Mi pregunta: ¿Es posible que en pleno siglo XXI y con el prestigio que tiene nuestra Universidad a niveles de cambios internacionales, de integración de culturas, de investigación, etc… sean incapaces de pensar que servicios tan básicos y de uso común para todos -especialmente trabajadores y estudiantes de nuestra magnífica Universidad- tienen solución por muy antiguo e histórico-artístico que sea El Hospital Real -sede del Rectorado-? Les puedo asegurar, por mi experiencia, que ciudades tan monumentales como Toledo han encontrado soluciones a estos problemas… Porque además nuestra Constitución proclama: «que todos somos iguales» (art. 14). Los discapacitados -sean permanentes o circunstanciales, como puede ser una fractura en una pierna- tenemos derecho a acceder a lugares públicos,
Le agradecería que publicara mi indignación ante la ignorancia de las mentes pensantes de esta maravillosa Universidad porque estoy segura de que dinero no les falta sino un poco de inteligencia para pensar que tienen que cumplir las leyes no sólo en los papeles, ya que por supuesto me quedo sin rehabilitación hasta que supriman las barreras arquitectónicas.