– «Busco compañero que no sea tiquismiquis y no fume»
Jóvenes que son sociables, estudiosos, que saben compartir y que sean chicas son las que triunfan y las que más quieren para compartir techo durante el curso
Ni altos ni rubios ni metrosexuales. Ni morenazas ni con ojos azules ni cuerpazo diez. Deben ser sociables -pueden ser gordos, morenos, con el pelo corto, largo…-, estudiosos, limpios -en lo referente a su cuerpo como al entorno en el que habiten-, no fumadores si es posible, no muy tiquismiquis y que sepan avenirse a razones. Buena gente y dialogantes y que sepan convivir las veinticuatro horas al día.
Son algunas de las cualidades que deben tener los universitarios que estos días buscan piso a marchas forzadas por todas y cada una de las calles de la capital granadina. Quienes reúnan estos requisitos son los que tienen todas las papeletas para triunfar.
Se podría decir que cada vez son más exigentes los jóvenes que comparten piso durante nueve meses al año mientras estudian en la Universidad de Granada. No sirve con ser el graciosillo del grupo y con poner de vez en cuando la mesa y recoger el baño. «Eso hay que hacerlo todo los días y los espacios comunes hay que respetarlos. Si se olvida eso lo más fácil es que no se llegue a final de curso viviendo con la misma gente», explica Ana García. Ella ha respetado esas normas no escritas y le ha ido bien. Estudia el último año de Pedagogía y todo el tiempo ha estado en el mismo piso con la misma gente, tres chicas que son sus mejores amigas.
María, dueña de dos pisos que alquila en la zona de Gran Vía, anota otros consejos para que la convivencia no sea un fracaso. Mantener la limpieza en los espacios comunes y respetar los horarios de sueño y de estudio. «Cuando se saltan esas líneas, malo», matiza. Hay que respetar unas normas de convivencia, en opinión de María, que en ocasiones son más fáciles de conjugar en los pisos cuando hay tanto chicas como chicos. Ella dice que prefiere alquilar a chicos y chicas «que se llevan mejor».
Los pasotas
En los carteles que estos días cuelgan de paredes, cabinas, papeleras -depende del día y de la batida de los vigilantes de los centros universitarios hay más o menos- se repite de manera machacona que se busca chica o chico para compartir piso especificando las características que deben reunir. Las cualidades de sociable, buena gente, estudioso, responsable, limpio, que no sea un criticón junto a la importancia de la limpieza son las que más se repiten, aunque no son las únicas.
En algunos anuncios se añade todo tipo de peticiones. Concretan que buscan compañeros que no fumen, que no les guste salir mucho, que no lleven mucha gente a casa o cosas tan específicas como que sea estudiante Erasmus de madre de lengua inglesa. Hay para todos los gustos.
Visto lo visto, hay que reunir muchas cualidades en algunos casos para poder compartir un piso -por lo general- durante los nueve o diez meses del año académico. Si bien, también existen casos en los que ocurre todo lo contrario. A veces los jóvenes estudiantes y a veces también currantes comparten piso sin llegar a verse ni una sola vez antes de decidir que vivirán juntos durante casi todo el año.
Una llamada de teléfono, unas cuantas palabras sin verse ni las caras y se quedan con la habitación que se anuncia en el papel de turno pegado en una farola, una pared o una página web o chat. Esta historia puede terminar bien, pero lo más normal es que sea un fracaso total. Antonio y Juan buscaron un piso en Almanjáyar y les faltaba una chica o chico para compartir piso. Al final encontraron a otros dos chicos a quienes no les importaba compartir habitación. Se lo alquilaron sin verles las caras y al final en el mes de diciembre se mudaron de piso. Ellos buscaron el alojamiento y los otros se quedaron con él.
Después también están quienes no se molestan en buscar compañeros para completar las habitaciones que se quedan vacías y los anuncios los coloca la casera. Ella es la que queda, la que pone los carteles… Es el caso de María. El piso que alquila por habitaciones -cerca de Gran Vía por un precio entre 160 y 200- coloca ella los anuncios y elige. Bueno, también tiene un poco en consideración la opinión de los inquilinos. Al fin y al cabo son los que conviven.
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