Unos tornillos que no estaban lo suficientemente apretados o unas soldaduras dañadas pudieron ser las causas que motivaron el colapso en la cimbra del viaducto de la A-7 y su consiguiente caída, según las hipótesis que han barajado hoy dos peritos judiciales durante el juicio seguido por esta causa.
Dos de los tres peritos que elaboraron un informe a petición judicial sobre lo sucedido en el viaducto -el tercero testificará el próximo lunes- han indicado que no han podido establecer una «causa inequívoca de lo sucedido», por lo que han barajado varias hipótesis tras los descartes realizados.
En las investigaciones efectuadas por técnicos de la Universidad de Granada, las hipótesis más reales de lo sucedido podrían venir dadas por el hecho de que el marco trasero era esencial en la estructura de la cimbra y éste fallo, posiblemente por errores en las uniones atornilladas o por una soldadura de ésta que estuviese defectuosa, han relatado durante el juicio.
De todas formas, ambos peritos han considerado que la estructura en la que estaban trabajando los seis trabajadores fallecidos era «fiable y la adecuada», además de que el programa de revisión de la cimbra -estructura metálica- era «correcto».
Han considerado que los tornillos eran fáciles de ver para hacer las correspondientes revisiones, para las que se debería de haber utilizado la llave adecuada.
Según han apuntado, se deberían de haber utilizado tornillos «pretensados» para las uniones con «contratuercas», que hubieran impedido que éstos se aflojaran.
En referencia a la cimbra, han dicho que no se le puede considerar una máquina y que no existe una normativa especifica para ella.
Durante algo más de tres horas han resaltado que, a consecuencia del corte de luz que se produjo poco antes del accidente, una de las baterías avanzó algo más de 18 centímetros que la otra, pero han considerado que hecho «irrelevante».
De igual forma, han rechazado de entre las posibles causas del desplome la velocidad del viento que soplaba en ese momento.