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Alumnos salvados por sus compañeros del fracaso

– Alumnos salvados por sus compañeros del fracaso.
Un investigador diseña un programa que permite reducir la alta tasa de abandono en las universidades y mejorar la enseñanza.

DIRECTOS al fracaso académico, que no al fracaso social, económico o cultural. Así es como van algunos estudiantes nada más pisar la Universidad. Cuesta abajo y sin frenos. Algunos estudios recientes apuntan que el 30% de los universitarios españoles no llega a terminar la carrera. Otros, como el presentado el año pasado por el vicerrectorado de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, sitúan esta estadística en el 13,50%. Es la media general, aunque en determinadas ramas como las Ciencias Sociales y Jurídicas y las Humanidades la media del porcentaje de alumnos que abandonan es próxima al 15%. Por contra, en Ciencias de la Salud se queda en el 4,90%. Ahora que está terminando el curso toca revisar estadísticas y a los estudiantes decidir qué hacen: seguir adelante o irse.

La pregunta es si se pueden reducir estos niveles de fracaso académico y abandono de los estudios universitarios. Y la respuesta es afirmativa. Una tesis doctoral realizada en el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad granadina por Francisco Fernández Martín, y dirigida por los profesores José Luis Arco, Fernando Justicia y Mª Carmen Pichardo, ha creado un programa de intervención psicopedagógica para reducir esos índices. Y de paso aliviar un poco la angustia de los jóvenes universitarios.

El Programa de Tutoría Entre Compañeros (PTEC), que es el que ha desarrollado este investigador, ha incorporado como principal estrategia de intervención la realización de sesiones de tutoría entre compañeros de diferente edad y curso académico con más conocimiento y/o habilidad (alumnado de doctorado y/o últimos cursos). Así, tras un proceso de entrenamiento o formación y a través de un marco de relación estructurado, los estudiantes más veteranos que participaron en el proyecto facilitaron ayuda y apoyo con un rol fijo a otros alumnos con menos conocimiento y/o habilidad (alumnado de nuevo ingreso) para aprender en trabajo cooperativo de pareja.

Sesiones de tutoría

El procedimiento de la investigación, explica Francisco Fernández, «se inició con el análisis de las necesidades asociadas al problema del fracaso académico del alumnado universitario», a partir del cual se emitió la conclusión diagnóstica, para posteriormente establecer los objetivos de la intervención, y diseñar y planificar el programa. A continuación, se ejecutó el plan de divulgación y captación y se seleccionaron las muestras finales (100 alumnos de nuevo ingreso y 41 alumnos de doctorado y/o últimos cursos), para más tarde efectuar el curso de formación con el alumnado de doctorado y/o últimos cursos, proceder a la asignación aleatoria a los grupos y desarrollar las sesiones de tutoría.

En este sentido, Fernández finalmente realizó la evaluación de proceso, impacto y resultados del programa. Pasado el tiempo, la investigación ha concluido que el programa de tutorías ha contribuido a la mejora de la calidad de la enseñanza en las titulaciones participantes. «Los alumnos de nuevo ingreso han incrementado su calificación media por crédito matriculado, tasa de rendimiento y tasa de éxito en todas las convocatorias (febrero, junio y septiembre) del curso», concluye el investigador de la UGR. También fue posible reducir su tasa de abandono, y mejorar sus hábitos de trabajo y estudio.

De los estudiantes que participaron en el programa no sólo se beneficiaron los novatos, también fue positivo para los veteranos. Los alumnos de doctorado y/o últimos cursos han optimizado sus hábitos de trabajo y estudio, y aserción y habilidades sociales, mientras que la satisfacción personal y académica de ambas muestras es bastante elevada, y la retroalimentación subjetiva proporcionada muy positiva.

Plan en los institutos

Así las cosas, desde la institución universitaria emiten un comunicado en el que defienden que la utilidad de esta investigación para la ciencia aplicada a corto, medio y largo plazo es enorme por varios motivos. En primer lugar, porque se han mejorado los resultados de la enseñanza universitaria (por ejemplo, rendimiento académico inmediato del alumnado, tasa de rendimiento, tasa de éxito y tasa de abandono). En segundo lugar, por la oportunidad del tema, dado el momento actual de reformas que vive la educación superior en España y Europa. Y es que la apuesta por el Proceso de Bolonia, apunta el investigador granadino, «hace imprescindible el desarrollo de experiencias que sirvan de modelo a estudiantes y profesores para la mejora de uno de los ejes básicos de la calidad del desarrollo de la enseñanza, como es la acción tutorial». En este caso, pone como ejemplo, información y orientación para el alumnado de nuevo ingreso, actividades complementarias dirigidas a su formación, entrenamiento en habilidades de aprendizaje autorregulado, entre otras cuestiones.

En tercer y último lugar, Fernández destaca las posibilidades que este programa ofrece de transferencia a niveles educativos pre-universitarios, con propósitos preventivos. El objetivo final, mejorar la calidad de enseñanza en su conjunto.
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