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Al colegio, pasando por la Antártida

Treinta científicos de todo el mundo andan desde hace dos meses metidos en un barco en la Antártida, en el ‘Joides Resolution’, para tratar de poner su grano de arena en «conocer y consolidar el futuro del planeta y de la raza humana». Estas últimas fueron algunas de las palabras que pronunció la geóloga de la Universidad de Granada Carlota Escutia, líder de esa expedición al termómetro de la tierra, ante más de 400 escolares granadinos, que la escucharon ayer por la mañana en el Parque de las Ciencias a través de una videoconferencia que duró una hora.
Hasta la nave, que alberga una tripulación total de 130 personas, llegaron las preguntas de los estudiantes, en una iniciativa del museo granadino que persigue fomentar la vocación científica de los mismos.
100.000 euros al día
El proyecto del ‘Joides Resolution’ cuesta unos 100.000 euros diarios al Programa Internacional de Perforación Integrada del Océano, un consorcio dedicado a la investigación de la historia del planeta mediante el análisis de los sedimentos marinos.
La expedición con la que se conectó en directo dura dos meses y medio con el objetivo de hacer varias perforaciones profundas en el fondo marino y extraer muestras de los sedimentos. Esos datos ayudarán a reconstruir la historia del casquete polar antártico, formado hace 34 millones de años.
A pesar de la relevancia científica del proyecto, los escolares y estudiantes de ESO convocados en el edificio Macroscopio preguntaron a la investigadora Carlota Escutia cuestiones sobre comida, convivencia y temperatura en la embarcación, a lo que ella contestó divertida, pero sin dejar de aleccionar a sus oyentes: «Mirad, en el barco se come una mezcla de dieta mediterránea y asiática; aquí echamos mucho de menos a nuestras familias, pero también nos divertimos mucho; como somos gente de 14 países distintos nos tenemos que entender en inglés, así que recordad que es muy importante aprender bien inglés para participar de estos proyectos tan bonitos. La convivencia es uno de los aspectos más difíciles, así que fomentamos a diario la paciencia y la tolerancia».
«¿Cómo habéis conseguido llegar ahí?», formuló otro de los estudiantes. «Estudiando mucho y trabajando mucho. El planeta se recupera rápidamente y hay motivos para luchar. Si el humano deja de estar en la tierra todo se regeneraría rápidamente», contestó la científica, quien también explicó cómo era una aurora boreal y el verano antártico, una estación que dura muy pocos días.
Desde Nueva Zelanda
«¿Se ha notado ahí el terremoto de Chile?», inquirió uno de los niños, que obtuvo una respuesta negativa, didáctica y amable por parte de Escutia, que zarpó el 3 de enero de Wellington (Nueva Zelanda) con rumbo al territorio Wilkies, en la parte oriental de la Antártida, para realizar por primera vez perforaciones en este sector del continente blanco.
«La historia de la estabilidad del casquete antártico es de gran importancia, ya que las variaciones en su extensión y volumen afectan al nivel del mar y a la circulación oceánica, además de a la evolución de la biosfera, entre otros aspectos», abundó la cabeza visible de esta expedición, una mujer que habitualmente trabaja en suelo firme, en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada).
Pero ayer, a Escutia y a sus compañeros les tocó hacer volar la imaginación de sus jóvenes oyentes, llegados de los centros CP Sierra Nevada; CP Jardín de la Reina; IES Los Neveros; Escuela Taller; Colegio CajaGranada; La Salle Gran Vía (Zaragoza) y la Asociación de Accitanos en Granada. Todos se encontraron con la Antártida en tiempo real pese a haberse levantado, un día más, para ir a clase.

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