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5.000 esqueletos, repercusión internacional y el ‘Niño Gabia’

El Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada reúne una de las mayores colecciones de restos humanos de España –más de 5.000 esqueletos– y la mayor del mundo de restos de niños con sexo y edad conocidos. Las investigaciones que ha llevado a cabo han destacado por su técnica y por los avances desarrollados en los últimos años, gracias al apoyo de las nuevas tecnologías.
La temática de los trabajos ha sido muy variada. Por ejemplo, se han desarrollado estudios en los que se ha incluido 342 esqueletos de cinco poblaciones, tres del sur y dos del norte de España, de varias poblaciones antiguas.
El hombre con la segunda cabeza más grande de cuantas se han medido en el mundo (la primera era la de un peruano) se llamaba Manuel Fernández Baena y nació en julio de 1868 con una enfermedad congénita conocida como hidrocefalia. Conocido como el ‘Niño de Gabias’ o como el ‘Niño Gabia’ debido a su rostro infantilizado, su cráneo también ‘habita’ en este laboratorio de la UGR.
La persona que más sabe sobre él es el antropólogo Miguel Botella, en cuyo despacho se encuentra el desmesurado cráneo de ‘El Niño de Gabias’. «A los científicos nos ha servido para estudiar esta malformación congénita. En un enfermo con esta patología, el drenaje del líquido cefalorraquídeo es menor que el habitual, por lo que el aumento de la cantidad de dicho líquido comprime el cráneo, impide la expansión normal del cerebro y provoca, al mismo tiempo, un crecimiento progresivo de los huesos de la cabeza», aseguraba el antropólogo a este periódico en un reportaje publicado en 2010.
Allí, en el laboratorio ahora clausurado, se ha quedado, el ‘Niño de las Gabias’. «Intelectualmente estaba limitadísimo puesto que tenía alterado todo su sistema nervioso, pero el que donaran su cráneo a la ciencia permitió que hoy día se trate con mucho más conocimiento a los bebés que nacen con esta enfermedad», indicaba el antropólogo Botella en 2010.
Este antropólogo forense ha tenido también en sus manos los huesos del oído interno hallados en un momia, en Asuán. La desenterró en la tumba nº 33 de la necrópolis de Qubbet el-Hawa, construida durante la XII Dinastía (1939-1760 a. C.) para albergar el cuerpo de un alto dignatario de la región de Asuán. Son solo algunos ejemplos de lo mucho que se ha trabajado en este centro.
Ayer, Miguel Botella explicaba que la importancia y proyección del laboratorio se sustenta, entre otras cuestiones, en la consecución de importantes logros como métodos de identificación humana mediante análisis de imágenes en 2D y 3D, reconstrucción facial y ósea tridimensional mediante tomografía o la implementación de técnicas de estimación del sexo mediante análisis «multivariante», que permite conocer el sexo a partir de un pequeño fragmento de cualquier hueso del esqueleto.
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