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Compartir piso con un anciano, una opción anti-crisis

Compartir piso con un anciano, una opción anti-crisis

La idea la puso en marcha hace más de diez años la Universidad de Granada y hoy, es seguida por cientos de universitarios. Compartir piso con un anciano es una forma de vida estudiantil que sigue siendo una opción «alternativa», pero opción al fin y al cabo. Ahora que la crisis aprieta y la búsqueda de piso se vuelve una odisea, sobre todo en ciudades como Madrid, este tipo de salidas tienen más papeletas de lo habitual.

Las ventajas son para ambas partes: anciano y joven obtienen beneficios por adscribirse a alguno de estos programas ofertados por las universidades. El factor ahorro influye a ambos, dos sectores demográficos bastante limitados económicamente en muchas ocasiones, ya que los estudiantes no pagan más que sus gastos personales. Algo que dista mucho de la renta que pagarían compartiendo piso con los colegas. Por su parte, el anciano o anciana recibe una ayuda para sufragar gastos.

Estos procesos, están supervisados siempre por profesionales, -psicólogos-, que puedan acreditar que la convivencia será posible y pacífica. Esto se consigue a través de entrevistas personales a ambas partes, además de informes médicos que garanticen que no existen enfermedades ni trastorno alguno en ninguno de los compañeros de piso.

En cuanto a persona mayor, por ejemplo, debe corroborarse que puede valerse por sí misma y no requiera una atención especial. Además, deberá tener más de 65 años y vivir sola.

El estudiante, por su parte, debe tener menos de 35 años y estudiar en una ciudad distinta a la del domicilio familiar. No debe tener trabajo y sobre todo, espíritu sensible con la gente mayor.
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