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10 causas solidarias: Nuestros mayores, los olvidados

10 causas solidarias: Nuestros mayores, los olvidados

En España hay siete millones de personas mayores de 65 años, son el 17% de la población total pero, ¿por qué parecen borrados del mapa? Muchos se sienten olvidados y viven recluidos frente a un televisor. “La gente no muere cuando se la entierra, sino cuando se la olvida”, dice la catedrática de psicogerontología de la Universidad de Granada Ramona Rubio.

El de los mayores es un colectivo heterogéneo, pero sus principales problemas son la soledad, la enfermedad y la pobreza. Los nuevos estilos de vida están desdibujando a la familia mediterránea y, aunque los hijos estén relativamente cerca, viven abocados a su propia familia nuclear y a su trabajo. En este contexto muchos ancianos se sienten solos y desorientados, pero según Ramona Rubio, lo fundamental es que sigan sintiéndose útiles: “Los programas intergeneracionales son muy importantes para que recuperen el optimismo y sean capaces de tomar conciencia de lo mucho que pueden aportar. En la Universidad de Granada estamos uniendo a jubilados con grupos de jóvenes de distintas disciplinas para poner en marcha programas de acción social. Los mayores crean y dirigen el equipo, aportan las ideas y la experiencia, mientras a los estudiantes les premiamos con créditos prácticos”.

Respetar su voluntad

Cuando falla la salud y el mayor se hace dependiente todo es más difícil, aún así, Ramona Rubio cree que es fundamental escuchar y respetar sus deseos. “Muchos hijos no entienden que el deterioro de sus padres no les anula la voluntad. Hay quien, de una manera racional, decide que estén tres meses en casa de cada hermano, pero no se dan cuenta de que les están abocando al sufrimiento, ya que para los mayores lo más difícil es adaptarse a los cambios. Siempre es preferible que estén en su propia casa con asistencia a domicilio o, incluso, en una residencia, si es que han llegado a la gran dependencia”. Y aquí entra el tercero de los problemas, la precariedad económica: el precio medio de una residencia es de 1.600 € y hay muy pocas plazas concertadas.

Mayores y pobres

Con la edad aumenta el riesgo de pobreza, sobre todo en el caso de las mujeres, que son las que reciben las pensiones no contributivas (300 €). De hecho, según el coordinador de programas de mayores de Cáritas, Jose Ramón Solanillas, cada vez hay más pobres que ya han cumplido los 80 años. Un estudio del Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) confirma esta tendencia con cifras: el 40% de los ancianos que viven solos no tienen estufa y un 18% vive en pisos sin ascensor. Con un poco de suerte, algún día los problemas de los mayores serán los nuestros, todos llegaremos a viejos, sobre todo porque según el biogerontólogo Leonard Hayflick, autor de un libro “Cómo y por qué envejecemos” (Ed. Herder), atendiendo a nuestro potencial genético no hay razón para morir antes de los 120 años. La longevidad se va a ir alargando y deberíamos prepararnos para que envejecer valga la pena.
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