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Lecciones libertarias desde el huerto

Saben que las tierras que ahora cultivan son públicas, que su gestión pertenece a la Confederación Hidrográfica. Pero también son conscientes de que las riberas, cuando se abandonan, se convierten en grandes vertederos urbanos. «De hecho eso fue durante 30 años, un vertedero», recuerda Santiago Cortés, presidente de la Asociación de parados de Casería de Montijo, que lidera la iniciativa de convertir la parte de la ribera del Beiro que atraviesa el barrio en una fértil huerta de autoconsumo.

Donde hasta hace muy poco se acumulaban escombros, los parados del barrio han levantado una huerta. Empezaron en noviembre o diciembre de 2011, cuando se acercaban las fiestas navideñas y eran muchas las familias del barrio con necesidades. Cortés asegura que están ayudando con las cosechas a unas 40 familias del barrio que viven al límite.

Pero la huerta cumple otra función social: mantener ocupados a los parados del barrio, que son muchos y de larga duración. «Nos hemos cansado de pedir un espacio a las administraciones», explica Cortés, y asegura que ocupar la ribera y darle un uso productivo es también una forma de reivindicar ese espacio que se les niega por sistema.
Proyecto de la UGR
Huertas Beiro Casería de Montijo parados estudiantes de UGR

Los estudiantes hacen un recorrido por las huertas antes de ponerse a trabajar en el proyecto.

Ahora acaban de sembrar patatas, que podrán recolectar en verano. Para entonces, puede que el entorno más inmediato de estos cultivos urbanos haya cambiado bastante. Ocurre que un grupo multidisciplinar de estudiantes de la Universidad de Granada (UGR) trabaja en un taller de innovación docente que bajo el título ‘Rio Beiro, un territorio de acción urbana, social y ambiental’, prevé en tres meses una intervención paisajística que ponga en valor este recurso natural para que el barrio gane un espacio de ocio y esparcimiento en la naturaleza.
Estudiantes UGR proyecto de intervención ribera Beiro

Reunión de estudiantes de la UGR que participan en el proyecto para crear los grupos de trabajo.

Son unos 30 estudiantes de Arquitectura, Caminos y Ambientales que, divididos en grupos, colaborarán en el proyecto desde dinstintas perspectivas. La mitad, aproximadamente, trabajará directamente con los vecinos en la intervención del entorno construyendo o mejorando los accesos a las huertas y su cerramiento, buscando soluciones de riego para los cultivos y generando mobiliario urbano. No hay mucho dinero (la UGR aporta 2.500 euros), pero los estudiantes ya han demostrado en ocasiones anteriorires su ingenio.

El proyecto tendrá también una parte formativa. Los estudiantes del colegio Santa Cristina del propio barrio, que colabora en esta intervención cediendo una de sus aulas para las reuniones entre los estudiantes y los vecinos, podrán conocer sobre el terreno algunos secretos de la agricultura.

Un pequeño grupo trabajará también desde la perspectiva de la gestión del territorio. María García y José Daniel Campos, arquitectos de colectivo FAAQ, que coordina este proyecto, explican que se trata de documentar planes y legislaciones que afecten a la ocupación de riberas y su aplicación, así como la existencia de procesos similares en otros territorios.

El colectivo Faaq, experto en proyectos colaborativos relacionados con la producción social del territorio y con una tradición de trabajo en el distrito Norte de la ciudad, pone de ejemplo la ocupación que se da en Barcelona, en el entorno del Besós y el Llobregat, donde algunos jubilados han ido colonizando con huertas la ribera. El arquitecto Pau Faus ha documentado este proceso barcelonés en ‘La ciudad jubilada’. Para Faus, «esa ‘disidencia’ espontánea y silenciosa» (la de apropiarse de unos terrenos públicos para cultivarlos) es «la enésima demostración de que sin abanderar ninguna causa también se pueden dar lecciones de libertad».
Huertas la ciudad jubilada

Huertos entre los municipios de Cerdanyola y Ripollet (Barcelona). FOTO: PAU FAUS – La ciudad jubilada

Para los parados de Casería de Montijo que han colonizado con huertas parte de la ribera del Beiro podrían ser muy útiles las conclusiones de este grupo, ahora que las administraciones están investigando la ocupación de los terrenos tras el aviso de la asocación de vecinos del barrio en la Junta Municipal del mes de febrero (consulta el acta).

Una de las eternas reivindicaciones de Arco en las juntas municipales de distrito es un Parque Periurbano que conecte Casería de Montijo con la UGR sin necesidad de dar la vuelta que es preciso ahora. El proyecto de la UGR no es un parque, pero se acerca bastante al sueño de Arco y sus vecinos. Algunos de ellos ya han construido su propio vergel, mirando al Beiro.

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