distinciones del día de la provincia
Zapatero elige a Granada como modelo de convivencia
Rodríguez Zapatero entrega en Granada las medallas de Hijo Adoptivo e Hijo Predilecto de la Provincia a los escritores José Saramago y Francisco Ayala
maría de la cruz
entrañable. Zapatero impone a Ayala la medalla de Hijo Predilecto de la provincia de Granada.
JESÚS ARIAS
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granada. Granada es el paradigma perfecto de convivencia entre culturas dentro de la iniciativa de la Alianza de Civilizaciones. Así lo expuso ayer el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante el acto de Nombramientos y Distinciones 2005 de la Diputación de Granada. Durante siglos, dijo el presidente, Granada fue un puente entre Oriente y Occidente y demostró que la convivencia entre culturas no es sólo necesaria, sino posible en el mundo de hoy.
Cuando propuse la iniciativa de la Alianza de Civilizaciones, señaló el presidente del Gobierno, siempre tuve en mente el ejemplo del pasado de Granada, que figura como un referente mítico en todo el mundo. Granada, su historia, su fisonomía, es la demostración de que el encuentro de culturas no es algo abstracto, sino vivo y demuestra que es necesario fomentar el conocimiento del otro.
Esa comparación la hizo también extensiva a la actitud vital que habían mantenido los dos escritores galardonados, José Saramago y Francisco Ayala, que recibieron, respectivamente, los títulos de Hijo Adoptivo Hijo Predilecto de la provincia de Granada. Ayala, como la misma Granada, es un símbolo de la mejor España, esa España dispuesta a perdonar, aunque no a olvidar su pasado, y que ambos literatos están en contra de alimentar el odio, los extremismos y la intolerancia, dijo Rodríguez Zapatero.
El acto de la Diputación Provincial de Nombramientos y Distinciones 2005 congregó en el Hospital Real a todo el mundo de la política, las finanzas y la cultura en Granada. En un solemne acto que estuvo presentado por el cantante Miguel Ríos y que comenzó con un homenaje a las víctimas del terrorismo con la interpretación de la obra Cants dels Ocells, de Paul Casals, uno de los momentos más emotivos fue la entrada, precedidos de varios maceros municipales ataviados a la usanza del siglo XVI, de todos los galardonados por el crucero central del Hospital Real.
Allí estaban Francisco Ayala, el Premio Nobel José Saramago, además de David Aguilar, rector de la Universidad de Granada, que acudía en representación de la Fundación Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud, premiada con la medalla de la provincia en categoría de Oro; el marido de la esquiadora María José Rienda, Ángel Izquierdo, que recibía una mención honorífica especial; Juan de Dios Moreno, alcalde de Cúllar Vega, población galardonada por su lucha contra la violencia doméstica y los alcaldes de Guadix, Antonio Avilés, y Baza, Antonio Martínez, localidades ambas galardonadas por haber hecho de la tradición de El Cascamorras un reclamo turístico para la comarca.
José Luis Rodríguez Zapatero llegó acompañado del presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, y del presidente de la Diputación, Antonio Martínez Caler. Nada más iniciar tu intervención al final del acto, el presidente se extendió en la especificidad de Granada, una ciudad, dijo que se construyó como un lugar de encuentro y no como una frontera, y que, hoy en día, sigue siendo una lección de Historia la que da todos los días, cuando sus calles aún muestran que siguen presentes otras civilizaciones.
Pero de nada sirve eso si esa idea no está presente en toda la sociedad, dijo, y por eso me honra hoy estar aquí, en donde se premia a una Granada moderna que ha sabido crecer sin perder la memoria, a una sociedad dispuesta a contribuir en favor de la convivencia y de los débiles [en referencia al pueblo de Cúllar Vega] y a actualizar las tradiciones populares, indicó en alusión a Baza y Guadix.
En donde más incidió Rodríguez Zapatero fue en la presencia, juntos de Ayala y Saramago, dos de los escritores más prestigiosos del mundo, dijo. El uno, un granadino universal. El otro, un enamorado de esta tierra.
Haciendo suyos a Saramago y Ayala, Granada reconoce su universalidad, expuso el presidente. Saramago ha hecho una obra literaria asombrosa, en la que siempre hay críticas a las desigualdades del mundo, pero siempre abierta a la esperanza. Pero eso, tal vez, Saramago siempre se ha declarado ferviente admirador de Granada. De Ayala, Zapatero manifestó: Es uno de los ejemplos más emocionantes de dignidad, porque contribuyó a mantener las bases morales de un país y, gracias a él, y a otros como él, fue posible el regreso de la democracia. El espíritu granadino ha sido esencial en Ayala. Y Ayala, como Granada, es un símbolo de la mejor España, una España dispuesta a perdonar, pero no a olvidar. En la obra de ambos creadores, añadió, y en la Historia de Granada hay un toque de atención contra los que alimentan el odio, el extremismo y la intolerancia.
En sus intervenciones previas, tanto Saramago como Ayala mostraron su agradecimiento por las distinciones de que eran objeto. Saramago dio las gracias a su mujer, Pilar del Río, porque sin ella yo no estaría aquí, dijo, y a Ayala le agradezco que haya nacido aquí para poder encontrármelo y agradecerle su obra.
El escritor granadino, por su parte, se mostró bastante emocionado. Para un hombre que está a punto de cumplir los cien años, señaló, es una oportunidad extraordinaria que las autoridades de su provincia natal hayan querido otorgarle el título de hijo predilecto. El acto, reconoció, le había permitido recuperar el contacto con mi tierra natal y recobrar toda la memoria. Aquí estoy para agradecerles a todos que me hayan permitido recordar por algunos momentos de la ilusión de mi niñez. Encuentro aquí, concluyó, un ambiente de familia.
Por su lado, el presidente de la Junta, Manuel Chaves, que recordó que Ayala todavía puede optar al premio Nobel, recordó la mejor receta del escritor para la longevidad: Si conseguimos –dice Ayala– no ser meros testigos del pasado y vivimos un presente continuamente actualizado, entonces podremos vivir más.
Francisco Ayala, dijo Chaves, es una mente privilegiada y polifacética, capaz de adentrarse en saberes enciclopédicos y de abordar los temas y géneros más dispares, haciéndolo siempre con el rigor académico que le es propio y con la precisión de un estilista en el lenguaje.
El presidente de la Junta también se refirió en términos elogiosos a José Saramago, que se enamoró un día en Andalucía y de Andalucía y, desde entonces, es un viajero incansable de itinerarios y de amistades, un exacto conocedor de nuestra realidad y un excepcional testigo de la transformación de la sociedad andaluza, en unos años en los que ha formado parte de su vida, de sus aspiraciones e inquietudes y hasta de su paisaje habitual.
Al término del acto, un grupo reducido de jóvenes que portaban banderas españolas increparon al presidente con gritos como España es una y no cincuenta y una, en alusión al Estatut catalán.