UGT presentó ayer el estudio ‘La movilización como instrumento sindical para el cambio’, elaborado por un grupo de investigadores de la Universidad de Granada
«La huelga obligará al Gobierno a replantearse sus planteamientos, a ir modificando algunas de las medidas establecidas en la reforma laboral, a que las próximas reformas sean fruto del diálogo y de la negociación y no una imposición a favor de alguna de las partes».
El secretario general de UGT de Andalucía, Manuel Pastrana, descartó ayer por completo las dudas albergadas por muchos trabajadores sobre la utilidad de una convocatoria de huelga que llega cuando la reforma laboral contra la que lucha ya ha pasado el trámite parlamentario. «Con todas las movilizaciones generales ha pasado exactamente igual. Primero los presidentes, Felipe González y José María Aznar, negaron rotundamente que las huelgas fuesen a modificar nada. Ellos no se moverían, afirmaban una y otra vez. Y después de las huelgas, siempre se movieron».
El secretario general de la Unión General de Trabajadores en Andalucía señaló minutos antes de la presentación del estudio La movilización como instrumento sindical para el cambio, elaborado por un grupo de profesores de la Universidad de Granada en el marco de la obra colectiva Treinta años de UGT en Andalucía, que el mejor ejemplo de enorme poder de los paros generales está en la última huelga general contra el Gobierno de Aznar.
«Es el caso más patente. Aznar, con mayoría absoluta en el Parlamento, planteaba que de nada iba a servir la huelga. Poco tiempo después cambió al ministro de Trabajo e inició un proceso de negociación modificando sustancialmente el ‘decretazo’. En este caso va a ocurrir exactamente lo mismo. Los trabajadores perdemos si no nos movemos. Si participamos, si en la huelga del próximo 29 hay un gran movimiento de trabajadores, el Gobierno dará marcha atrás sin duda», indicó.
La obra sobre el poder de la huelga para el cambio, a cuya presentación asistieron también el rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, y la secretaria general de UGT de Granada, Manuela Martínez, confirma la postura de Pastrana. En sus conclusiones, la profesora titular de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la UGR Sofía Olarte asegura que «la movilización sigue siendo un instrumento sindical de cambio plenamente vigente y que, como tal, sigue siendo eficiente». Olarte pone como ejemplo «las movilizaciones por la supresión del subsidio agrario en Andalucía y Extremadura, en contra de la privatización de servicios públicos como el postal o la abortada reforma del régimen jurídico de la negociación colectiva durante el Gobierno Aznar».
Además, el estudio recuerda que en la huelga del año 2002 contra las desregulación laboral de Aznar, tras conseguir «un seguimiento sin parangón ante ningún conflicto laboral» en los diez años anteriores, se logró «la moderación de los recortes inicialmente plantados por el Gobierno y el restablecimiento de la protección por desempleo de los trabajadores eventuales agrarios en Andalucía y Extremadura».
La profesora Sofía Olarte -directora del trabajo de investigación y autora junto a los docentes Teresa Díaz, Ramón M. Orza y Antonio Sánchez- también deja claro que «los sindicatos acometen una nada desdeñable labor de canalización del conflicto social, por lo que cargar las tintas contra ellos cuando plantean la movilización como instrumento legítimo para reivindicar sus derechos puede ser sumamente peligroso».
En esta línea, el secretario general de UGT de Andalucía indicó que hoy en día, cuando desde partidos políticos y medios de comunicación se cuestiona el papel de los sindicatos, insistió en que «la historia demuestra lo contrario» y que «cuando se han agotado las vías del diálogo social», sólo queda la movilización. Y en este caso, según Manuel Pastrana, está más justificada que nunca. «Lo que está en juego el día 29 no es qué pasa con los sindicatos, sino cómo va a trabajar y cómo va a vivir cada trabajador a partir de ahora. El día 29 lo que se pone en cuestión es si en este país vamos a tener derechos en nuestro trabajo y, por lo tanto, unas condiciones de vida dignas, o no. En definitiva, lo que se pone en cuestión es si nos movemos para ganar nosotros o no nos movemos. Y entonces ganarán ellos, los de siempre, aquellos a los que le interesan legiones de trabajadores sin derechos y sin estabilidad».