Un dinámico sistema agrario facilitó el dinero para construir la Granada nazarí
J. M.
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granada. Si la ejecución de las obras en el entorno de la muralla nazarí permitirán a los vecinos del Albaicín disponer en el futuro de un nuevo espacio de recreo, a los estudiosos del arte islámico ya les ha aportado valiosa información histórica. Un equipo de la Universidad de Granada, coordinado por el catedrático Antonio Malpica, descubrió en abril de 2005 una alberca en las inmediaciones de la muralla nazarí que resultó ser una pieza clave en el sistema de financiación que se utilizó en Granada en la época en la que construyó la Alhambra.
Según pudieron documentar los investigadores, la alberca se contruyó en el siglo XIV, durante el reinado de Yusuf I (1333-1354), el gran impulsor del urbanismo en Granada –por su iniciativa se levantaron edificios como la Alcazaba de Málaga, el Alcázar del Genil de Granada, la Alhóndiga, la Alhambra y la Madraza, entre otros–. Los investigadores pudieron comprobar, gracias a unos documentos cristianos archivados, que las huertas que se regaban desde la alberca pertenecieron al propio Yusuf I, que organizó un sistema de finaciación a través de la agricultura que le permitió construir numerosos edificios, sin necesidad de recurrir a los fondos que procedían de los impuestos.
La importancia económica del agua en la época nazarí era tal, que los turnos de riego asignados a los diferentes propietarios no los podía alterar ni el propio Yusuf. Los derechos de reparto los ejercían sus titulares de acuerdo a un estricto criterio horario.
La superficie de la alberca era más grande de lo habitual en la época (14 metros de largo por 14 de ancho con una profundidad de tres metros), lo que le permitió a Yusuf acumular una valiosa balsa de agua. Según Malpica, el hallazgo es muy revelador, ya que prueba que una parte de la ciudad se destinó a la explotación agrícola y no a fines urbanísticos, como se pensaba hasta entonces. La muralla se había creado no sólo para cerrar las casas, sino también para organizar un gran espacio de cultivo y regadío que generaba unas sustanciosa plusvalía. Los investigadores habían podido explicar qué hacía en medio de la muralla un receptáculo de agua tan grande, una incógnita que les había provocado numerosos quebraderos de cabeza desde su hallazgo. En los documentos cristianos también se recoge que los terrenos de las huertas pasaron a ser propiedad de la Madraza y posteriormente de los propios del Consejo de Granada.
Una de las actuaciones previstas en el plan de la Fundación Albaicín es precisamente la recuperación de la alberca que perteneció al rey Yusuf I. A partir de entonces se podrá pasear por un espacio que en hace seiscientos años permitió levantar los edificios más significativos de Granada.