Inicio / Historico

Un centenar de docentes se enfrentarán en tres días a más de 4.000 exámenes

– Un centenar de docentes se enfrentarán en tres días a más de 4.000 exámenes

Los profesores, que se presentan voluntariamente a los tribunales de Selectividad, tendrán que corregir casi 200 pruebas cada uno en las materias comunes; un trabajo por el que cobrarán 322 euros.

Unos 150 profesores tendrán en sus manos la labor ingente de corregir en apenas tres días (17, 18 y 19 de junio) los exámenes de ingreso a la Universidad de 4.060 jóvenes granadinos, según fuentes de la UGR. Aunque la media resultante sale a 30 pruebas por docente, en la práctica las materias comunes (Lengua Castellana, Historia, Filosofía y Lengua Extranjera) elevan a 200 el número de ejercicios que deberá revisar cada enseñante.

Esta tarea, a la que los docentes se prestan de manera voluntaria (la selección es por sorteo), está remunerada por el Gobierno andaluz con unas cantidades que oscilan entre los 402 euros que cobra un presidente de tribunal, los 322 de un vocal corrector y los 47 euros que recibe el personal de servicio. Pero los enseñantes dicen que el dinero no es lo que motiva a corregir en Selectividad.

La mayoría de los profesores que están presentes en un tribunal aspiran a tener un conocimiento cercano de los niveles del alumnado de otros centros y ver de primera mano qué se va a preguntar, explica José González, director del IES Fray Luis de Granada y miembro desde hace 13 años de la comisión que organiza las pruebas de acceso. La decisión es, por tanto, de tipo profesional, los enseñantes quieren beneficiarse de este conocimiento y ponerlo en práctica con sus alumnos al año siguiente.

El 50 por ciento de los profesores que optan a Selectividad son enseñantes de Secundaria y el otro 50 de la Universidad.

El sistema de corrección está blindado con un proceso de código de barras unificado en toda la región, según el cual cada ejercicio dispone de una cabecera identificativa que se separa y queda custodiada por el presidente del tribunal hasta el momento de poner las notas. El anonimato es total -dice González-, nadie sabe en ningún momento a quién está corrigiendo.

Los profesores evalúan los exámenes agrupados por especialidades en aulas habilitadas por la Universidad para tal efecto.

Es muy raro ver diferencias entre los correctores, porque previamente se establecen unos criterios comunes que evitan que haya calificaciones muy dispares. El director del IES Fray Luis ha realizado un seguimiento de las calificaciones en Granada a lo largo de todos estos años y asegura que los profesores de Universidad son más benévolos que los de Bachillerato. Esto es, según González, porque no tienen un contacto diario con estos alumnos.

La rigurosidad del método de trabajo que sigue cada tribunal es ejemplificada muy bien por Emilio García Wiedemann, profesor en la Facultad de Letras, que coordina a 24 correctores en Selectividad para la especialidad de Lengua Castellana, y que en 2007 contó con la nota media más alta de toda Andalucía: un 6,3.

No somos una panda de iluminados, estamos sujetos a un método garantista que evita la subjetividad del corrector, dice García. Yo barajo los exámenes para que no estén agrupados por centros y hago tantos montones como correctores haya en Lengua -explica el profesor-; cada uno se lo lleva a casa para evaluarlos y, dos días después nos citamos para ponerlos en común. El grupo comenta las dudas cada centenar de exámenes y hacen la nota media. Para que el principio de homogeneidad quede preservado, no admitimos una dispersión del 0,25 por encima o por debajo de la media, concluye el corrector.

La responsabilidad de los tribunales granadinos es enorme. Son pioneros en establecer una normativa tan rigurosa en su sistema de reclamaciones y se han convertido en un modelo de referencia para toda Andalucía.

En 2006, uno de cada cuatro alumnos presentó una reclamación a la Universidad de Granada tras conocer la nota de Selectividad y el año pasado hicieron lo propio uno de cada tres. Hasta 1.500 alumnos quedaron disconformes con su nota y pidieron una segunda revisión en 2007.

El alumno siempre cree que ha hecho el examen mejor de lo que realmente es, pero cuando asiste a la revisión se da cuenta de los errores que ha cometido. Es por esto que la mayoría de las reclamaciones no acaban siendo aceptadas por el tribunal.

En Cádiz el año pasado se abrió un examen de Biología antes de tiempo, lo que obligó a todo el profesorado a buscar exámenes de reserva. Cada año, lo novedoso es que no ocurran incidencias, comenta Emilio García.
Descargar