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Sierra Nevada ensaya ya medidas contra el cambio global en el planeta

– Sierra Nevada ensaya ya medidas contra el cambio global en el planeta

Ocho estaciones que miden datos meteorológicos convencionales, radiaciones, gases contaminantes y deposiciones de polvo sahariano, entre otros parámetros, se han instalado ya a distintas alturas y orientaciones en Sierra Nevada. Cuentan con la última tecnología y recibirán valiosos datos que serán objeto de un riguroso seguimiento. Su instalación forma parte de una ambiciosa estrategia de investigación que pretende detectar los procesos que están afectando al planeta y que ha convertido a Sierra Nevada en un observatorio mundial donde se ensayan las primeras medidas contra el cambio global.

El espacio protegido granadino es, por sus características, altitud y latitud, la frontera más sensible que existe al sur de Europa para detectar con prontitud señales de cambio, para evaluar sus consecuencias y para poner a prueba estrategias -y eso es lo más novedoso- que permitan frenar sus consecuencias, como explica el director del Parque Nacional de Sierra Nevada, Javier Sánchez. Y por ello la Unesco puso sus ojos en Sierra Nevada cuando activó en 2004 el proyecto internacional llamado Global Changes in Mountains Region, Glochamore -Cambio global en las regiones de montaña-.

Seleccionada junto a otras 27 Reservas de la Biosfera de todo el mundo, repartidas por los cinco continentes, su misión es desarrollar un programa de seguimiento a una treintena de indicadores como el uso del suelo, el comportamiento de la cobertura de la nieve y del permafrost -hielo en profundidad-, la cantidad y calidad de los sistemas acuáticos de alta montaña, las catástrofes, la biodiversidad o los ecosistemas terrestres. Es una estrategia a largo plazo, con un ámbito de actuación multidisciplinar, que no olvida la perspectiva humana y que cuenta con un gran potencial, el trabajo conjunto de científicos y gestores del parque.

Sierra Nevada, afirma Sánchez, se ha tomado como un auténtico reto ese trabajo. Y esa conciencia del liderazgo que puede ejercer en el ámbito mundial para dar respuestas válidas contra el cambio global ha convencido a los gobiernos central y autonómico, que han decidido respaldar, a través de sus políticas, esta labor que se llevará a cabo en Granada.

Cuenta, así, con el apoyo de la Consejería de Medio Ambiente en el marco de su estrategia contra el cambio climático, que se traduce en la estrecha colaboración que mantiene el equipo técnico del parque con el Centro Andaluz de Medio Ambiente, en el que también participa la Universidad de Granada. Pero también ha obtenido el respaldo del Ministerio de Medio Ambiente, a través del Organismo Autónomo de Parques Nacionales, la Fundación Biodiversidad -la que ha financiado la instalación de las torres- y la Oficina Española para el Cambio Climático. En el ámbito estatal Sierra Nevada forma, junto al Teide, Picos de Europa y Cabrera, la red española contra el cambio climático.

Es el centro sobre el que giran todas las estrategias y por ello Sánchez subraya: Nuestro papel es que todo esto sea coherente y que Sierra Nevada preste un buen servicio.

El trabajo ya se ha puesto en marcha. Lo desarrollan equipos multidisciplinares con el asesoramiento principal del Departamento de Ecología de la Universidad de Granada, cuyo catedrático, Regino Zamora, es otro convencido de la solidez de la estrategia puesta en marcha y que, al igual que Javier Sánchez, incide en las grandes potencialidades del proyecto: el trabajo conjunto para poner en práctica una gestión activa y adaptativa, es decir, basada en información real y que combata, con los pies en el suelo y desde el ámbito local, los fenómenos que dañan al planeta.

Esa forma de gestionar ya se aplica en Sierra Nevada. Por ejemplo en la zona afectada por el grave incendio ocurrido en 2005. Allí trabaja uno de los cuatro pastores de Sierra Nevada que colaboran con el Parque Nacional en el mantenimiento de zonas de discontinuidad, aquellas que actúan como cortafuegos y en las que se controla la densidad de los árboles y el sotobosque. Es un ejemplo de gestión activa que en este caso cuenta con la complicidad de la población.

La propia zona afectada por el incendio se ha convertido en un laboratorio experimental en el que se desarrollará un proyecto muy novedoso de restauración que pretende aprovechar al máximo las diferentes características de los ecosistemas según su altura, su orientación, las variaciones de humedad o la proximidad a barrancos.

Y todo este trabajo es el que ha convertido a Sierra Nevada en un sensor excepcional de los cambios, porque no hay en España ni en toda Europa un espacio que pueda llamarse con toda propiedad, observatorio de cambio global.

Laboratorio. Por su especiales condiciones, el Parque Nacional se ha convertido en un observatorio mundial donde se estudian y se aplican las primeras medidas contra el cambio climático con el fin de que sirvan para todo el planeta

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