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Saramago reivindica el regreso al uso de la alegoría en la literatura

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Saramago reivindica el regreso al uso de la alegoría en la literatura
El escritor habló en el Salón de Actos de la Facultad de Arquitectura Técnica sobre los hallazgos que ha experimentado en su carrera

esther falcón
entrevista. Saramago, a la izquierda, y Borja Bot, recién licenciado en Filología Hispánica.

Encuentro entre escritores, hoy

JESÚS ARIAS
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granada. José Saramago reivindicó ayer la vuelta al uso de la alegoría, o la escritura figurada, en la literatura para alcanzar la esencia de las cosas. La alegoría, explicó, es parecer estar escribiendo de una cosa, una cosa, además, imposible, cuando en realidad se está hablando de otra cosa, dijo durante el encuentro que mantuvo con dos licenciados en Filología Hispánica, estudiosos además de su obra, que lo sometieron a una entrevista en profundidad en el Salón de Actos de la Facultad de Arquitectura Técnica. La alegoría es una forma distinta de mirar, de iluminar las cosas con una luz rasante que resalta los detalles.

Era la tercera jornada de la Semana Saramago que la Universidad de Granada y otras instituciones le están dedicando al Premio Nobel portugués. El escritor participaba en el ciclo Preguntando a Saramago, en el que dos recién licenciados, Borja Bot y Carmen Muñoz Gijón, en representación de los asistentes, entrevistaban al escritor y le preguntaban sobre sus novelas, su estilo, su simbología. El escritor, que avanzó que ahora está preparando una nueva novela, Las intermitencias de la muerte, confesó que su libro El evangelio según Jesucristo marcó el final de una época y el comienzo de otra.

Una vez di una conferencia en Turín, recordó, llamada La estatua y la piedra. Se llamaba así porque yo me sentía como si, hasta El evangelio según Jesucristo, yo hubiese estado describiendo una estatua, que es la superficie de una piedra. Eso es una estatua: la superficie. Fue a partir del Ensayo sobre la ceguera cuando intenté pasar al interior de la piedra, allí donde la piedra podría ser cualquier otra cosa.

Después de haber estado mucho tiempo descubriendo una superficie, a partir de aquel libro entré en un área que estaba al margen de las preocupaciones del tiempo que estaba viviendo. Empecé así a trabajar la alegoría.

En El ensayo sobre la ceguera parecía estar escribiendo de una cosa cuando en realidad estaba hablando de otra.. Las alegorías, añadió, son además imposibles. Es imposible que todo un país pueda quedarse ciego en sólo 24 horas, como ocurre en Ensayo sobre la ceguera, y es imposible que la península ibérica se desgarre y se separe de Europa, como ocurre en La balsa de piedra.

Me podrían decir que estoy fuera de la realidad, agregó. Pero no. Yo estoy tratando de llamar la atención sobre lo que no preocupa del mundo. Yo soy de los que creen que, para decir la verdad, hay que decir una alegoría. Es una forma distinta de mirar. Es ver la superficie y ver el interior de la piedra. Yo quiero andar más allá de la superficie, más allá de la estatua.

El escritor se refirió también al papel de la mujer en su obra. Saramago negó rotundamente que el rol fundamental de la mujer en sus obras fuese otra forma de patriarcado. Si mis personajes femeninos son más fuertes, más equilibrados, más entregados que los masculinos, dijo, creo es porque he obtenido ese dato de la realidad.

La mujer siempre ha sido condenada a un lugar inferior en el orden social, religioso, familiar, condenada a la pasividad. Pero ha aprovechado muy bien esa circunstancia: generación tras generación, las mujeres han ido transmitiéndose unas a otras la capacidad de mirar al hombre sin ninguna ilusión. Las mujeres, para los hombres, son opacas, añadió, pero los hombres, para las mujeres, son transparentes. Ésa es la consecuencia de una mirada de siglos en el que la mujer era esposa, madre, hermana, tía, y se limitaba a observar, a conocer al hombre, hasta el punto de comprender todas sus debilidades.

No obstante, el escritor alertó del riesgo, ante el ascenso del papel de la mujer en la sociedad, de que en lugar de aportar su sensibilidad e inteligencia, asuma el rol del hombre hasta ahora y vuelva a caer en la trampa del éxito.
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