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«Salir a Europa no es fácil ni barato»

La movilización de la comunidad universitaria en estos días contra el recorte de las ayudas estatales al programa Erasmus ha logrado que el Gobierno presidido por Mariano Rajoy rectifique. Ayer se anunció que la aportación del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a este programa de movilidad internacional se mantendrían, aunque queda por ver cómo se distribuirán los fondos. En la orden ministerial del pasado 1997/2013 del 24 de octubre establece que la cuantía máxima para este tipo de ayudas para este curso es de 15,2 millones de euros. Esta misma partida fue en el curso pasado de 36,8 millones (orden 2397/2012), por lo que el descenso es de prácticamente del 59%. Si hay menos dinero, la lógica apunta a que si el número de beneficiarios es similar al del curso pasado, por fuerza el dinero que van a recibir será menor.

La indignación por la medida -y el alivio tras la decisión del ministro de echar marcha atrás, aunque se desconozca cómo va a queda el reparto de los fondos- ha sido común en todos los niveles de la comunidad universitaria de la UGR. Ayer, el rector, Francisco González Lodeiro, señaló que «no es defendible» el recorte propuesto por el Ministerio. «Esto se hace antes de que se inicie el curso», criticó el rector, que añadió que en casos como éste la Universidad no cuenta con recursos propios suficientes para «suplir» el papel financiador del Ministerio de Educación. González Lodeiro incidió en la contradicción que supone «hablar de internacionalización» de la Universidad al mismo tiempo que «se disminuye la aportación» económica a partidas como la del programa Erasmus. Sólo en Granada, de aplicarse tal y como se propuso, se hubieran visto afectados por la medida de suprimir la parte estatal de las ayudas -cien euros al mes por un máximo de ocho meses- unos 1.400 estudiantes de los 2.000 que este año participarán del programa de movilidad.

Desde la Universidad de Silesia, en Polonia, Alicia Galisteo y Manuel Navas, estudiantes de la Universidad de Granada de Ciencias Políticas y de la Administración, criticaron que «no puede salir esta medida cuando muchos Erasmus llevamos dos meses en nuestro lugar de destino contando con ese dinero y cuando desde el Ministerio se prometió que no se iban a tocar estas becas». En su caso cuentan con unos 350 euros al mes en un país que tiene un coste de vida ligeramente inferior al de España. Sin embargo, Alicia confirma que «el dinero que hemos estado utilizando en el mes y medio que llevamos en este país es el que hemos ganado trabajando este verano. Por suerte, también, contamos con apoyo económico de nuestros padres».

Ramón Ferri, de cuarto curso del grado de Estadística, estudia gracias a la beca Erasmus en la Universidad de Burdeos (Francia). «El coste de la vida aquí es notablemente superior al de España, por lo que cualquier ayuda que podamos recibir es muy importante para poder sufragar todos los gastos», señala sobre la importancia de las prestaciones que percibe. Ferri arguye que «a pesar de que dicha ayuda llevaba años descendiendo de cantidad y que tampoco esperábamos nada del otro mundo, era de una importancia vital recibirla porque puede suponer la diferencia entre vivir con más o menos complicaciones en tu destino, o en algunos casos incluso entre aceptar o no la beca Erasmus».

También desde Francia, concretamente Rouen, María Ocaña, estudiante de Traducción e Interpretación de la UGR, señala que la propuesta finalmente retirada «ha sido un gran palo para todos los erasmus, pues salir a Europa no es fácil ni barato». Esta universitaria señala la importancia que ha tenido la movilización del propio colectivo de afectados -miles en toda España- para frenar la aplicación de la orden ministerial. «Hemos logrado movilizar a más de 7.600 personas en Facebook, convertir el hashtag #erasmusRIP en trending topic en Twitter, alcanzar más de 135.000 firmas en nuestra petición en change.org».

Desde Roma, Ernesto Urquízar, estudiante de Arquitectura, además de sumarse a la indignación generalizada por los ocurrido en los últimos días, rompe una lanza a favor de la experiencia que supone para un universitario disfrutar de una beca Erasmus. «Encuentro fundamental hoy en día de cara a un futuro laboral, para mi vida y mi experiencia. En parte como una toma de contacto con lo que probablemente signifique mi incursión en el mundo laboral, emigrar de mi país». «Aquí, de hecho, tengo la oportunidad de realizar prácticas en un estudio y compartir un año de carrera con otra forma de docencia. Todo eso significa erasmus, no solo chicos españoles bebiendo alcohol en cualquier esquina». Urquízar añade a la indignación generalizada, además, la resignación que supone bregar con una crisis económica que ha cercenado sus posibilidades laborales. «En España las oportunidades cada vez son menores y la ultima decisión de este Gobierno así lo demuestra».

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