Rilke piensa en Europa desde una peluquería de París
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G.H.
rilke. En Una mañana entre libros, Buckhardt relata su curioso encuentro con Rilke.
UNA MAÑANA ENTRE LIBROS CARL J. BUCKHARDT TRADUCCIÓN: ANDRÉS SORIA Y JOSÉ LUIS VEGA ABADA EDITORES MADRID, 2005 81 PÁGINAS
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Una mañana entre libros. Un insólito encuentro con Rilke es literatura en el fondo, en la forma y en la edición. Así como Carl J. Burckhardt encuentra por accidente a Rilke una mañana en una peluquería de París en el principio del relato, Andrés Soria Olmedo halló por casualidad una edición alemana de 1945 de esta obra en una librería de Nerja –una librería que le gusta mucho a Justo Navarro, según apunta Soria–. En una librería de viejo transcurre también la acción de este libro, traducido por el catedrático de Literatura de la Universidad de Granada con la ayuda de José Luis Vega.
La casualidad de escenarios y tramas que hace avanzar los argumentos en los textos literarios hizo también prosperar las labores de traducción de Una mañana entre libros desde que Soria Olmedo descubriese el volumen en el año 2000 hasta su presentación en la pasada feria del libro de Madrid de la mano de Abada, la editorial responsable de este volumen que cuenta con ilustraciones de Gehard Oberländer y un apéndice de poemas traducidos. Un viaje a Estados Unidos en el año 2002 le permitió encontrar la bibliografía necesaria para realizar la edición del relato de Buckhardt, que habla del intercambio de culturas.
La obra captó inmediatamente la atención de su traductor –que lo define como un libro curioso, entretenido e insólito– precisamente por este motivo, porque es una muestra de diálogo sobre el que fluye la idea de Europa. El encuentro transcurre en una librería de París. Hay un personaje que es suizo. También está Rilke, que es un poeta nacido en Praga pero de lengua alemana. Además, hablan de la literatura francesa y su apertura a otras lenguas o de un personaje alsaciano, región dividida entre Francia y Alemania.
El traductor considera que el encuentro del narrador con Rilke termina siendo una meditación implícita sobre el intercambio de culturas, una idea que le atrajo porque comparte esta concepción con Buckhardt. Para que la literatura, el arte y la cultura funcionen tiene que intervenir el otro, lo que es diferente, explica Soria Olmedo.
No es casualidad que una obra que defiende este discurso aparezca en un momento como éste, con el término nación, el uso de las lenguas en cada comunidad o los avatares de la constitución europea en el punto de mira. Para Soria Olmedo, en este libro se pueden encontrar muchos de los elementos que hay en el debate intelectual de hoy, de ahí el interés que ha suscitado Una mañana entre libros desde su presentación.
Ha resultado que, sin tener más pretensiones que la narración amena, el libro interviene de lleno en ese debate, declara el traductor, que considera que ha sido tan bien recibido porque insiste en la necesidad de nutrirse de lo otro. Por continuar con la metáfora botánica: para que lo propio florezca no se tiene que atender tanto a las raíces como a la hibridación, al injerto.
Pero el mérito de la obra no se limita, para Soria Olmedo, a la postura que defiende, también al como, a su estilo. Dentro de que la obra es lo que es, el libro de Buckhardt –un escritor que tampoco es una gran figura literaria–, resulta particularmente acertado. Esa especie de alegoría sobre la necesidad del intercambio está muy implícita, asegura Soria Olmedo, para quien el libro está lleno de aciertos literarios. La observación es perfectametne verosímil. Tiene muchas anécdotas y las conversaciones también están bien.
Sobre la veracidad de lo narrado por Buckhardt en 1943 –el encuentro se sitúa en 1924–, el traductor se inclina a pensar que es un hecho real, pero sin poner la mano en el fuego. En todos casos, el poeta, presentador de lo verosímil, prevalece sobre el investigador de los datos escuetos, asegura en el prólogo, para un poco más adelante decir del relato que está tan bien escrito y dispuesto que merece ser verdad, y lo es. Carld Jacob Burckhardt (1891-1974) nació en Basilea. Historiador y escritor, como diplomático fue agregado de la delegación suiza en Viena en 1918, donde conoció a Hofmannsthal, con quien mantuvo una estrecha amistad. En 1923 viajó a Turquía, a interesarse por los prisioneros de guerra griegos en representación del Comité Internacional de la Cruz Roja. A esta organización estuvo estrechamente ligado durante toda su vida, hasta el punto que en 1944 fue elegido Presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja. Catedrático de Historia Moderna en Ginebra desde 1932 a 1945, en 1934 publicó una biografía de Richelieu le dio fama internacional. Nueve años después apareció por primera vez Una mañana entre libros, de la editorial Klostenberg.