Puente de diálogo en Mostar
Colaboración. La Universidad de Granada invertirá 120.000 euros en un programa de cooperación internacional en Bosnia-Herzegovina con el que pretende regenerar el tejido social fracturado en la zona tras el conflicto bélico
Cinco estudiantes bosnios en la Universidad granadina
ANA GONZÁLEZ
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el reportaje
granada. El rector y la rectora de las dos universidades existentes en Mostar (Bosnia-Herzegovina) no han salido nunca juntos en una foto desde que, hace diez años, terminara la guerra de los Balcanes. Las universidades, una croata y otra bosnia, separadas por el río Neretva y por las heridas del conflicto bélico van lentamente restableciendo sus relaciones. No es fácil. Ayer consiguieron sentarse juntos en la misma mesa de la Sala de Convalencientes del Hospital Real de Granada. Cuando tus familias han estado pegándose tiros mutuamente es difícil ponerse a hablar, dijo ayer el vicerrector de Relaciones Internacionales, Manuel Díaz Carrillo.
Con la obligación moral de tender puentes de diálogo en la zona, la Universidad de Granada ha decidido iniciar una labor humanitaria cual soldados de los cascos azules y poner en marcha un programa de cooperación internacional para propiciar el entendimiento entre las dos comunidades. Lo harán a través del programa europeo Tempus, dotado con 120.000 euros que irán destinados a la creación durante el próximo año de un centro de enseñanza de lengua y culturas europea y un laboratorio de prácticas de Biología Aplicada cuya construcción está también impulsada por el Instituto de la Paz y los Conflictos.
En la reunión que mantuvieron ayer miembros de ambas universidades con representantes granadinos acordaron localizar un espacio común para trabajar en estos proyectos de forma conjunta. La idea inicial es que ambos equipamientos se construyan en el boulevar de Mostar. Esto obligará a la Universidad de Mostar, ubicada en la zona oeste de la ciudad y la de Dzemal Bijedic, en la zona este, a trabajar en la investigación codo con codo.
Granada no está sola en la puesta en marcha del proyecto Just Mostar, junto a ella trabajan la Universidad italiana de Bolonia y la finlandesa de Oulu, si bien es cierto que la granadina ha sido la primera que ha impulsado proyectos de cooperación entre las dos universidades de Mostar con la intención de implicarse en el entendimiento entre las comunidades de estas dos instituciones académicas.
Bosnia-Herzegovina dispone de seis universidades que aglutinan a una población estudiantil de unos 65.000 alumnos; el mismo volumen que la Universidad de Granada sola. Las instituciones académicas son un sector estratégico en la zona porque son un número reducido de entidades donde se concentran las élites dirigentes del país, argumentó ayer el coordinador del programa Tempus y profesor de la Universidad de Granada, Hilario Ramírez.
El equipo confía en que la ciudad de Mostar sea el ejemplo para que la acción que se lleve a cabo tenga un efecto magnificador en toda la zona. No es un proyecto cuyo objetivo principal sea inyectar dinero sino mejorar el tejido social de una zona tan castigada. A estas alturas no es posible para Europa sostener un frontera interior, añadió Hilario Ramírez.
De esta forma la Universidad conseguirá utilizar la cultura para sentar a responsables y diseñar proyectos conjuntos entre ambas instituciones. La intervención servirá para algo más: afianzar las bases para una futura incorporación de las universidades de Mostar al Espacio Europeo de Educación Superior. La elaboración de nuevos diseños curriculares que vayan en la línea de los que preparan los países europeos puede ser una plataforma de adhesión a la nueva metodología académica. Ya se están diseñando los módulos docentes sobre prácticas de laboratorio en los que trabajarán profesores y alumnos.
Quienes trabajan en esta idea desde hace más de dos años aseguran que se trata de un proyecto complejo y singular ya que no se reduce a una mera relación académica. Tenemos una responsabilidad sobre el entorno, queríamos llevar un mensaje a ambas universidades: nos necesitamos mutuamente, argumentó el coordinador del proyecto, y añadió que el país en solitario no será capaz de borrar esa fractura social.
Hace tres años el equipo de profesionales de la Universidad de Granada se reunió para intentar buscar temas comunes entre las dos universidades de Mostar y volver a retomar las relaciones entre ambas instituciones. Hoy esas ideas se han hecho realidad y se han plasmado en un proyecto gracias al apoyo de otros organismos e instituciones europeas pero, sobre todo, empujados por cinco antiguos alumnos bosnios que estudiaron su carrera en Granada y que vienen reivindicando desde entonces la necesidad de llevar a cabo una acción de carácter humanitario para buscarle un porvenir a su tierra.
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