– Pares y nones
TRAS la clausura de la última edición de la Feria del Libro hubo un conato de polémica que, afortunada y sensatamente, no fue a más. Los polemicistas potenciales se habían definido a raíz de dos cuestiones aparentemente baladíes pero que se habían exagerado en demasía. La primera cuestión gira en torno al Hay Festival. Algunos criticaban este extraordinario evento por la falta de participación de intelectuales locales y la ausencia de implicación de la Universidad de Granada.
Los contrarios a esta actitud crítica llegaron a protestar por el provincianismo de la postura de los críticos; hasta se mofaron de la pobre Feria del Libro en comparación -más odiosa que nunca- por su carácter cateto, lo cual nos lleva a la segunda casi polémica: la ubicación de la Feria del Libro.
Obviando la gran verdad que es la infrautilización del Parque García Lorca, la realidad es que tanto el Hay Festival (por cierto, con una participación importante de intelectuales -o lo que sea- de Granada) como la Feria del Libro constituyeron un gran éxito en todos los planos. Es como si quisieran distinguir entre la Gran Cultura y la Cultura Chica cuando salta a la vista que sólo existe una Cultura.
Detalles organizativos y logísticos de los eventos de este tipo pueden causar más o menos molestias para aparcar, más o menos cejas levantadas por la presencia o ausencia de algunos autores, más o menos contrariedades imaginarias. Esto no quita el hecho de que los que crean la Cultura, con mayúscula, dejen de ser no sólo creativos sino asaz generosos y, aunque no compartan sofá con Humberto Eco, merecen nuestro respeto y cariño; firmen donde firmen, hablen donde hablen.
Enfrentar hayistas con libreros y escritores provincianos y el Parque García Lorca con el Embovedado no estaba bien planteado y el público así lo entendió porque la polémica nunca cuajó. No sólo son compatibles ambos eventos, sino su casi simultaneidad en el tiempo y la importante concurrencia demuestra que el nivel cultural de Granada goza de cada vez mejor salud a pesar de que hay algún que otro saborío -por emplear un término gaditano- en la plaza del Carmen.
Como ven, soy un optimista incurable; creo que estoy sobrado de razones para serlo: ha salido el sol, acabo de cobrar, mi mujer está guapísima, tengo la salud intacta (lagarto, lagarto), mis alumnos son muy buenos y Zaplana ha dejado la política. A los polemicistas de oficio les plantearía la siguiente cuestión: ¿tres qué es: pares o nones? Si contestan pares les invitaría a la besada del 10 de mayo en Bibarrambla; si dicen que nones… pues ya saben.
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