Una institución como la Universidad de Granada, con más 500 años de antigüedad, ha dejado a la sociedad un legado de investigaciones, proyectos e iniciativas imposible de contar en un sólo libro. Pero las huellas de esas aportaciones están en gestos tan banales como abrir un grifo de agua, tomar un vaso de leche o realizar una visita al hospital.
Para que el patrimonio científico y cultural de la Universidad no se quede encerrado entre cuatro paredes, el Consejo Social acaba de sacar a la luz la primera publicación que difunde ocho de estos proyectos con el sello de la UGR. Dejando huella es el título del libro que se presentó ayer en el Rectorado arropado por sus artífices y colaboradores y que será distribuido en todas las bibliotecas públicas y centros de enseñanza Secundaria de Granada.
Pocos saben que el primer centro oficial que realizó programas de detección precoz masiva de enfermedades congénitas del metabolismo en España se creó gracias a un catedrático de la Universidad de Granada, Federico Mayor Zaragoza. Para contar este proyecto pionero estuvo presente ayer la primera directora del Centro de Investigación de Alteraciones Moleculares y Cromosómicas (Ciamyc), Magdalena Ugarte.
«Este libro es un reconocimiento a nuestra labor y al proceso tan difícil que vivimos en 1968», constató ayer Ugarte. El análisis conocido como «la prueba del talón» tuvo un enorme éxito y despertó tal interés y repercusión social, que se fue conformando una red asistencial nacional que culminó en 1977 con la aprobación del Plan Nacional de Prevención de la Subnormalidad, que se aplica en todos los recién nacidos de España.
Tampoco es sabido que el doctor Olóriz, insigne estudiante de la UGR, fue el que desarrolló el método más sencillo y eficaz para identificar a las personas, a través de sus huellas dactilares. O que la UGR es una de las pioneras en España de los rayos X. Y es que, como recuerda la nueva publicación, Granada fue una de las primeras ciudades españolas donde tuvo eco el descubrimiento de Wilhelm Conrad Röntgen. «La apuesta de profesores de la Facultad de Farmacia por los rayos X hizo que Granada fuera de las primeras en ver radiografías y en disfrutar de sus usos médicos». Fue el profesor Bernabé Dorronsoro y Ucelayeta (1860-1925) el que realizó las primeras pruebas con un aparato de rayos X que adquirió la UGR en 1897 pocos meses después del descubrimiento.
También se cita la construcción del túnel del viento, por la que apostó la Universidad de Granada en 2003, que ha permitido el estudio de dinámicas de flujos sociales (sobre todo agua y aire) y se ha convertido en una necesidad importante en materia de ingeniería y gestión del medio ambiente.
Estos son algunos de los ocho ejemplos que se citan con todo lujo de detalles en Dejando huella, del que se han editado hasta 500 ejemplares, 95 de ellas para los institutos de Secundaria, con un coste total de 6.976 euros.
Lo completan el Aula Permanente de Formación Abierta, una iniciativa pionera en España que surgió de la UGR en 1994y que está dirigida a las personas mayores; el Agua en Granada, que es un ejemplo de colaboración entre la Universidad y Emasagra en la identificación y captación de acuíferos de la provincia; la leche enriquecida en Omega 3, fruto de la labor investigadora entre la UGR y Puleva, que derivó en 1997 en el producto Puleva Omega 3; y el proyecto de investigación Sc@ut, cuya finalidad es mejorar la capacidad comunicativa de las personas con necesidades educativas especiales.
El Consejo Social de la Universidad ha lanzado a la vez la publicación de Dejando huella en formato digital, que se puede acceder y descargar gratis a través de la página web del Consejo Social, o a través de la web www.futuropolis.es.