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modelaje intimista

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reportaje gráfico: pepe marín
carmen sicre. La creadora, en el estudio donde proyecta sus propuestas más inminentes.

La teoría del equilibrio

REBECA ROMERO
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granada. Veinticinco años. Es el tiempo transcurrido entre una escultura en la que el hormigón se retuerce con el deseo de alcanzar altura y un papel que se acerca lentamente al concepto de lo femenino. Los años que caben en un cuarto de siglo de creación conviven sin embargo con la misma armonía que envuelve la casa de la pintora, escultora y decoradora Carmen Sicre. Ella, sin renegar de su origen gaditano y de su larga estancia en Almería, se siente asentada en Granada, punto de partida de una nueva etapa de su larga carrera artística.
La casa de Carmen Sicre es un espacio amplio, lineal y tranquilo por el que se reparten piezas de sus diferentes momentos creativos y en el que la autora esboza algunas de sus propuestas más inminentes. Sin nostalgia, recuerda cómo la línea mediante la que se ha expresado en algunos de sus trabajos se perdió en los últimos tiempos, escasos de producción, para volver ahora, fortalecida y cargada de nuevos mensajes.

Empecé muy joven haciendo decoración, pero la escultura cada vez me gustaba más y se me daba mejor. Así inició una carrera como escultora que, ya en sus comienzos, fue reconocida con un segundo Premio Nacional de Escultura (1974) al que han seguido otros muchos galardones artísticos. La abstracción sucedió a un primer acercamiento figurativo al arte. Y se impuso, hasta hoy, a su forma de expresarse en las distintas disciplinas: Para mí, la abstracción es mucho más creativa. En pintura, por ejemplo, hay que hacer un ejercicio de enfrentarse al lienzo en blanco con mucho esfuerzo; sólo consigues expresar algo buscando en tu interior.

La versatilidad de las obras de Sicre permite a las piezas esquivar el riesgo de pasar de moda, de vaciarse de contenido. Para ella, el secreto es tan sencillo como hablar de los propios sentimientos: Hay un poco de poesía visual en mi producción. Pero nunca me inspiro en el exterior para hacer una pieza. De fuera llegan estímulos que acaban formando parte de la propia vida; la sinceridad está ahí, en uno mismo. Esta concepción se materializa en varias obras que expresan diferentes estados de ánimo pero que coinciden en ese proceso previo a la creación y protagonizado por sus vivencias.

Una de ellas es un semicírculo de gran formato y realizado sobre madera: Falta la otra mitad que completa la pieza. En la época en la que la hice utilicé el círculo como símbolo de la perfección. El uso de grafito sobre fondo dorado oculta la madera; la mezcla de material pobre y rico va más allá del equilibrio visual y decorativo para convertirse en metáfora del ser humano: El pan de oro representa la riqueza de lo divino, lo más bello, lo más sublime; el grafito corresponde a las miserias del hombre, que es la unión de las dos cosas.

El minimalismo y lo conceptual son dos de las características de la pintura de Sicre, descaradamente monocroma con el objetivo de centrar la atención del ojo que mira en otro aspecto. La autora confiesa que la combinación de materiales le interesa mucho más que el color. Extraer mensajes de la fusión de materias de distinta naturaleza queda asimismo reflejado en otra de las piezas que la autora guarda en su casa y que evoca, con la superposición de pan de oro, pétalos de rosa y alguna palabra, un momento de amor, conocimiento y ternura.

Exhibiendo las infinitas posibilidades semánticas que contiene, la línea es uno de los elementos compositivos sobre los que ha investigado Sicre. Sola o enredada en otras que se superponen o que cruzan la superficie del lienzo, pueden transmitir un movimiento lírico, etéreo, más pausado o más rápido, explica la creadora. Ese movimiento, nada casual, establece de nuevo una dualidad con el ser humano, equilibrio entre la razón y la pasión.

De Carmen Sicre sorprenden muchas cosas cuando habla de sus motivaciones y de lo que se deja en cada pieza. No menos llamativa es su trayectoria académica, que tomó como punto de partida la decoración para continuar en la Facultad de Bellas Artes de Granada cuando la autora tenía 37 años: Fue duro empezar a estudiar entonces, con todas las responsabilidades que ya tenía. Pero disfruté mucho, aprendí más y me dieron un premio a uno de los mejores expediente de la Universidad de Granada. Ahora, su trabajo como profesora de Música y Plástica de Enseñanza Secundaria, Carmen Sicre le permite el lujo de seguir investigando diferentes propuestas artísticas. La más próxima, una obra para papel en la que estará muy presente el concepto de lo femenino, podrá verse pronto en la galería Rprsntación.

Su próxima exposición en Granada inicia la nueva fase creativa a la que se enfrenta Carmen Sicre de cara al público. El primer paso para acercarse a su obra es conocer que, frente a su simplicidad aparente, se esconde la complejidad de los sentimientos. De todos ellos, el solidario fue el causante de que la autora impulsara recientemente una exposición de autores granadinos que, con la donación de una obra por persona, recaudó fondos para las víctimas del maremoto del Índico.

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