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«María tenía el don de enseñar con cada palabra que pronunciaba»

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María tenía el don de enseñar con cada palabra que pronunciaba

Para Clara Janés, escritora y amiga de María Zambrano, la inteligencia, el espíritu de lucha y la fuerza vital es el mejor legado que ha dejado la pensadora malagueña. Janés clausuró ayer el simposio que la Universidad ha organizado para conmemorar el centenario de la filosofa y define a la autora de El sueño creador como un ser inteligentísimo que sabía acercarse a todo el mundo.

Sabine Bruckner
pensamiento. La escritora Clara Janés, ayer, en el Carmen de la Victoria momentos antes de su ponencia.

LOURDES LÓPEZ
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granada. La poesía es el mejor arma contra la injusticia que conoce la escritora barcelonesa Clara Janés. Hija del editor y poeta Josep Janés y autora de obras como Las estrellas vencidas o La vida callada de Federico Monpou considera que aunque la palabra no puede cambiar las cosas si puede levantar conciencias.
–Ha sido la encargada de clausurar el simposio que la Universidad de Granada ha dedicado a la figura de María Zambrano con motivo de su centenario ¿qué legado ha dejado la pensadora a las generaciones del futuro?

–María Zambrano fue por delante de su tiempo y se convirtió en una mujer con un pensamiento tan potente que superaba a todo lo conocido hasta el momento. Pero el mejor legado que la escritora ha dejado fue su espíritu combativo, su fuerza vital y su necesidad de cambiar las cosas y de luchar en los momentos más críticos. Siempre consideró más importante la vida que el pensamiento por eso luchó con la palabra para encontrar la justicia.

–Usted conoció personalmente a la filosofa malagueña, de hecho en su conferencia ha querido mostrar el lado más humano de la escritora a través de testimonios de sus amigos de la juventud.

–Yo conocía a María a través de dos íntimos amigos suyos de juventud, de los que yo también terminé siendo íntima amiga, Rosa Isacer y Rafael Martínez Nadal. A ambos los conocí por circunstancias del destino. A Rosa a través de un amigo mío y a Manuel a través de Rosa. Aún recuerdo el día que nos reunimos por primera vez los tres en Madrid. Rosa y Rafael estuvieron más de seis horas hablando de María, de sus inquietudes, de sus años de juventud, del exilio… Nunca se me olvidaron aquellas palabras que durante horas sus amigos le dedicaron y por eso creía que este era el mejor momento para mostrarle al público el lado más humano de María.

–¿Cómo era María Zambrano como amiga, como persona?

–Para mi lo fundamental es que era la gran maestra. Como persona era un ser inteligentísimo que sabía lo que tenía que hacer con cada persona. Pero lo más importante es que de cada conversación que mantenías con ella salías enriquecido, tenía el don de enseñar con cada palabra que pronunciaba.

–¿Cree que de alguna forma con la muerte de Zambrano desapareció una etapa para el pensamiento crítico y la razón poética?

–Si han desparecido. Yo creo que tuve un gran privilegio de haber conocido a María, a Rafael y a Rosa, porque gracias a ellos tuve la oportunidad de entender aquella inquietud política y social que tenían y el interés insaciable por lo humano y por la sensibilidad antes que cualquier otra cosa.

–A lo largo de su carrera literaria ha cultivado todos los géneros ¿no crea cierta dispersión en el escritor la necesidad de abarcarlo todo?

–No. En primer lugar porque aunque he trabajado todos los géneros mi mayor producción es poética, de hecho de mis libros publicados son tres novelas, dos ensayos y más de veinte de poesía. Además, siempre me ha interesado cultivar todos los géneros porque cuanto más puertas abres más posibilidades tienes de encontrar el camino.

–Usted comenzó su carrera como escritora en unos años en los que la mujer tenía ciertas barreras para acceder al mundo profesional ¿fue difícil dedicarse a la literatura en aquellos tiempos o por cuestiones familiares lo tuvo más fácil que otras?

–En relación a las cuestiones familiares, es cierto que mi padre Josep Janés fue editor y poeta pero también es cierto que su posición no me ayudó nada porque cuando yo empecé a escribir el ya había muerto. Por otro lado, sí tuve que salvar barreras pero no sólo las físicas. Para mi la principal dificultad que me he encontrado en mi camino de escritora ha sido la fe en mi trabajo. Durante más de seis años estuve sin escribir ni una letra porque no sabía si merecía o no la pena, pero un día volví a tener el arrebato de llenar el folio blanco y hasta hoy.

–¿En qué situación se encuentra el mercado editorial español actualmente?

–En cuanto al interés que despierta la poesía en el público y la comunicación entre poetas, el mercado se encuentra bien sobre todo gracias a Internet, pero otra cosa es publicar un libro porque hoy por hoy no hay editor de autor hay editor de un libro. A mi me pasa constantemente la paradoja de que mis libros salen antes en otros países que aquí. Además otro de los problemas de las editoriales es que no existe un criterio para determinar si un libro es publicable o no, es el azar el que hace que publiques en un sitio u otro y eso desconcierta al lector .

–¿Sigue siendo la poesía un altavoz para denunciar las injusticias?

–Sí, de hecho mi poesía es combativa. El último poema que escribí Huella de una corteza recogía el drama de las mujeres afganas y aunque con las palabras no podemos cambiar determinadas situaciones, al menos podemos levantar conciencias que no es poco.

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