– Los trabajadores de Lenguas Modernas buscan soluciones.
No tienen voto, pero forman parte de la Universidad. Los trabajadores del Centro de Lenguas Modernas (CLM), que ya protagonizaron protestas en el curso pasado, siguen sin ver su situación resuelta. Los candidatos a rector, conscientes de la problemática, han contactado con los trabajadores y tres ya han mantenido reuniones con ellos para buscar soluciones.
Básicamente, la demanda de los trabajadores se centra en pedir un nuevo convenio que acabe con la precariedad laboral y se adapte a sus circunstancias. El que tenemos es el mismo que el de las academias de peluquería, pero nuestra realidad obviamente es muy diferente, apunta un miembro del comité de empresa que prefiere no decir su nombre por temor a presiones, y quien señala que las categorías no se adaptan a las tareas que realiza cada persona en realidad y que es necesario modernizar la gestión y mejorar la organización y planificación.
Según relata este trabajador, dos de los candidatos a rector, Rafael Payá y Francisco González Lodeiro, se han reunido con el comité y Antonio Campos también visitó el centro y dialogó con los trabajadores. Con respecto a Luis Rico, explica que impuso una condición que no consideraron aceptable: la presencia del director del centro.
Luis Rico, a propósito de este tema, asegura que está elaborando un compromiso de gobierno que publicará en los próximos días, una vez que haya podido recopilar toda la información necesaria y que entonces se reunirá con los trabajadores, propuesta en mano.
Por su parte, Rafael Payá incluye en su programa de gobierno el compromiso de negociar en el plazo más breve posible un convenio colectivo propio que tenga en cuenta el carácter singular que el Centro de Lenguas Modernas tiene.
Francisco González Lodeiro también hace hueco en su programa para este asunto y habla así de revisar a fondo las condiciones de trabajo de la plantilla del centro, crear una estructura estable de dirección y gestión y otorgar protagonismo a los profesores en la organización y coordinación de las diferentes actividades. Asimismo, apuesta por reconocer y apoyar el trabajo del personal de administración y servicios, definiendo con claridad sus actividades y responsabilidades y afirma que incluirá el Centro en un vicerrectorado del que dependen todas las enseñanzas.
La idea de Antonio Campos, por último, es la de convertir el centro en una fundación, lo que permitiría que recibiera fondos externos y se vinculara a otras instituciones, además de la Universidad de Granada. Una vez hecha esta conversión se renegociarían todos los contratos para acabar con la precariedad que afecta a estos trabajadores.
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