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Los Reyes Magos

Los Reyes Magos

SE terminan los festejos navideños y los de fin de año y llegan los de Reyes. Como cada año, el Ayuntamiento de Granada elige a los notables de la ciudad que encarnarán a sus majestades de oriente, en esta ocasión con especial acierto. Melchor será un insigne empresario del exitoso sector de la distribución granadina, Baltasar, entre tanto, será un destacado miembro del sector de la construcción y Gaspar, por fin, será el Rector de la Universidad de Granada.

Los Magos de Oriente han sido considerados por la teología como la personificación del encuentro entre la ciencia y Dios. Debe ser por aquello de que eran astrónomos, algo así como los científicos de la época. Aunque no me hace una especial ilusión la imagen de una ciencia en posición genuflexa ante nada, tengo que decir que esta combinación de representantes de la sociedad civil en la elección del Ayuntamiento me parece alentadora. El mundo productivo y la generación de conocimiento encarnados en los tres Reyes que se disponen mancomunadamente a repartir ilusión y optimismo a los cuatro vientos en forma de 16.000 kilos de caramelos.

Puestos a sacarle punta al asunto, lo que da también un cierto juego es el tema de los presentes que portaban cada uno de los Magos. El empresario de la distribución representará al portador del oro. Mientras que al de la construcción le ha tocado la mirra, un producto muy apreciado en la antigüedad y caído en desgracia en la actualidad. Mientras tanto al Rector le toca encarnar al portador del incienso, usado en diferentes religiones como elemento capaz de recrear el paraíso en los templos donde se quemaba. Una adecuada imagen del papel que el conocimiento que se genera en la Universidad debe jugar hoy en la solución de los problemas de la humanidad. La sociedad debería esperar hoy con verdadero entusiasmo la llegada del conocimiento en cualquiera de sus versiones para regenerarla, para acercarla cuanto sea posible al paraíso. De momento aquí están, como cada año, los portadores de lo que siempre tendrá valor, lo que se ha depreciado y lo que nos ayuda a no confundir valor y precio haciéndonos necios, como diría Machado.

Mucho me temo que en un mundo como el nuestro sin algo tangible como el oro no habrá forma de solucionar algunos de los acuciantes problemas con los que empieza el año. No parece haber otra forma. Supongo que se trata de una constante universal. Al fin y al cabo, hasta los Reyes llevaron oro y entonces tampoco hubo nadie al que le pareciera una mala idea.
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