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Los problemas de la traducción

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Los problemas de la traducción

a. pizarro
Traductor. Salvador Villegas.

TRATADO DE MÚSICA BOECIO TRADUCCIÓN: SALVADOR VILLEGAS MADRID, 2005 238 PP EDICIONES CLÁSICAS
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La literatura es fondo y forma, sentencia Salvador Villegas. La traducción de un texto de una lengua a otra conlleva una modificación sustancial de la forma, pese a lo cual el filólogo señala que no se considera un género literario sino instrumental. A todas las controversias sobre esta cuestión que lleva implícito el hecho de verter una obra de su idioma original a otro nuevo según los criterios de una persona se suman otros muchos si lo que se va a traducir es un tratado del siglo V a. C. En este caso además es necesario adaptar conceptos científicos y tener los conocimientos necesarios de varias disciplinas. Salvador Villegas ha realizado esa ardua tarea con el Tratado de Música de Boecio.
Aunque el filólogo ya había traducido a Persio y Juvenal, abordar este trabajo no sólo requería poseer conocimientos de latín, sino también de matemáticas y música. El perfil del traductor tenía que ser por tanto el de alguien versado en las lenguas clásicas y conocedor de estas disciplinas, y Salvador Villegas reunía estos requisitos.

Aunque Villegas es licenciado en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca –además de doctor en esta especialidad por la Universidad de Granada, donde también se licenció en Derecho– previamente había hecho el curso selectivo de Ciencias en la institución salmantina. Las matemáticas no son muy complicadas porque Boecio, salvo en un solo caso, siempre opera con números naturales y no con fraccionarios, apunta el filólogo, quien reconoce que, a pesar de eso, este trabajo suponía un desafío, ya que era la primera vez que se enfrentaba a un libro técnico y de consulta.

El traductor también poseía los conocimientos necesarios de música ya que Boecio, asignando a cada nota una letra, desarrolla toda la escala pitagórica, que es lo mismo que decir la base de toda la música occidental, según aclara Villegas.

El filólogo señala en la Nota del traductor que la lectura del libro no debe presentar mayor dificultad, ni siquiera para el lector lego en esta disciplina, porque el tratado de música es, ante todo, un texto escolar en el que el autor, desde el primer capítulo, va llevando poco a poco al lector de nulos conocimientos musicales hasta la división regular de los monocordios, pero el contenido del volumen no es tan accesible.

El propio Villegas explica que el novel estudiante de Musicología que hojee por vez primera esta traducción del tratado De institutione musica de Boecio quedará sorprendido. Ante sus ojos se sucederán números y más números, proporciones y más proporciones, teoremas y más teoremas, casi nunca felizmente demostrados; en una palabra, se encontrará ante un libro de Matemáticas. Por ese motivo, para facilitar una aproximación a la obra, además de los cinco libros que lo componen el traductor ha incluido distintos apartados que aclaran al lector actual los aspectos que puedan resultarle más complicados.

Junto a la Nota del traductor, Villegas aporta una Aproximación a Boecio, un prólogo en el que explica el entorno histórico en el que el se escribió el libro, una biografía de su autor, distintas consideraciones sobre la obra, como su ubicación dentro de la concepción de la música y las matemáticas que existía en esa época, y de la propia estructura del tratado. Además, agrega una completa bibliografía.

El Apéndice: Estudio algebraico, será también de gran ayuda para los que se aproximen al Tratado, ya en esta sección Villegas ha traducido al álgebra actual los razonamientos matemáticos de Boecio.

Glosario. Actualización de los términos musicales boecianos es la última sección de la traducción, muy útil para los neófitos en temas de solfeo. Además, en la primera y última página, el libro contiene varias tablas sobre los géneros de cantilena, la división del monocordio regular o la partición del monocordio.

Debido a la importancia del Tratado de música de Boecio, aunque sea la primera vez que se traduce al español, ya había ediciones en inglés, alemán y últimamente en italiano. Sobre esta cuestión, Salvador Villegas puntualiza que cuando salió la versión al italiano yo ya había escrito el libro. El filólogo resalta esta cuestión porque hay gente que traduce una traducción, con lo cual se pierde mucho del sentido original.

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