Inicio / Historico

Los presos de Albolote reciben el curso con poesía

Los presos de Albolote reciben el curso con poesía

Un centenar de reclusos del penal de Albolote, la mayoría analfabetos y neolectores, muchos aspirantes al graduado escolar y un reducido grupo de pretendientes del título de secundaria dieron ayer su particular bienvenida al curso escolar 2009-2010. Un invitado de excepción, el poeta Luis García Montero, fue el encargado de acompañarlos en este iniciático viaje que sólo podrán culminar unos cuantos, pero al que se han apuntado más de 340 presos.

El catedrático granadino llegó a la prisión cargado de libros, todos de autores españoles que en algún momento de sus vidas han tenido que pasar un tiempo entre rejas, y ante estos presuntos delincuentes confesó sus vivencias más íntimas, el porqué del desamor, de la soledad y de la injusticia. «La historia de la literatura está llena de gente que ha pasado mucho tiempo en la cárcel», dijo García Montero a modo de introducción. A partir de ahí se llevó de la mano a estos singulares alumnos para redescubrir juntos qué tienen en común con los escritores que han hecho mella en las letras de este país. Miguel de Cervantes, de quien se llegó a decir que parte de El Quijote lo había escrito en prisión, donde fue a parar acusado de robo cuando ejercía de recaudador de impuestos, fue su primer ejemplo.

«Las leyes no son verdades absolutas, sólo normas que escoge la sociedad en un momento determinado», apuntó este premio nacional de Literatura que suscribió cada reflexión con la lectura de un poema acogido entre aplausos por los convictos. De Fray Luis de León rememoró el poema que dejó escrito en el muro de su celda cuando fue puesto en libertad en diciembre de 1576: «Aquí la envidia y la mentira me tuvieron encerrado…». De San Juan de la Cruz resaltó La noche oscura del alma, por ser un reflejo de la fuga que protagonizó el poeta místico.

Aunque fue Miguel Hernández y sus Nanas de la cebolla quien arrancó, tras unas risas producto de la ignorancia, las primeras lágrimas de algunas de las reclusas. «Hernández murió de tuberculosis en el penal de Alicante -explicó García Montero-, desesperado porque su familia pasaba hambre y él no podía ayudarles».

La literatura se ha planteado muchas veces el origen de los delitos y las causas sociales que empujan a cometerlos, tal y como apuntó el catedrático. Para aseverarlo, nadie mejor que el periodista Mariano José de Larra. Con Los barateros emuló un duelo de honor entre dos afamados políticos de la época que se saldó con la muerte de uno de ellos, pero a diferencia de lo que ocurre con la gente de a pie, el culpable no fue juzgado.

«Hay gente a la que no le llega nuestro amparo, pero sí nuestra justicia», dijo el poeta. Fue el primer paso de García Montero para compartir con los presentes una vivencia. «Yo he sido juzgado como vosotros, he estado delante de un juez como vosotros y fui condenado. Y no por motivos políticos», dijo. Se refería el autor a la condena que le impuso un juez por injurias contra un profesor de la Universidad de Granada, un episodio ocurrido hace unos meses y que provocó la salida del catedrático granadino de esta institución superior.

«Lo primero que he tenido que hacer para volver a tener esperanza es ponerme de acuerdo conmigo mismo, para saber si me equivoqué o no», reveló el escritor. En este punto se refugió en un poema de Joaquín Sabina, llamado Nube negra que, según él, describe muy bien la depresión que le sobrevino después de la condena. Fue el punto más álgido de la sesión. El invitado explicó cómo se sintió al ser juzgado, algo por lo que han tenido que pasar todos los presentes en aquella sala.

Aplausos y más aplausos. Y luego, un sinfín de preguntas: «¿cómo se mira para hacer poesía?», «¿cómo se comparte su vida con otra escritora?» [por Almudena Grandes], «¿tiene alguna musa?» o «¿por qué es más fácil escribir cuando uno está mal?».

Entre los miles de mortales encerrados en una cárcel como la de Albolote hay decenas de poetas y uno de ellos quiso compartir con el invitado un poema. Lo había escrito, según él, este mismo fin de semana e iba dedicado, sin lugar a dudas, al amor. «A mí también me gusta escribir y quiero publicar cuando salga de aquí», les dijo.

Cuando el recluso acabó de recitar, Luis García Montero, el director de la cárcel, Naum Álvarez, el coordinador provincial de Educación Permanente, Antonio Franco, y el resto del público rompió en aplausos. «¡Qué bonito!», gritó una reclusa que se lanzó a la captura de un cámara de televisión para que le grabase. «A ver si así me ven mis hijos», se lamentó.
Descargar