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Los menores con demasiadas tareas pueden sufrir ansiedad

actividades extraescolares

Los menores con demasiadas tareas pueden sufrir ansiedad
Molestias estomacales, dolor de cabeza o un menor apetito suelen ser los síntomas más frecuentes entre los alumnos andaluces muy ocupados

j. c. vázquez
celebración. Escolares conmemoran el Día Mundial del Medio Ambiente en 2005.

Los niños más estresados son inmigrantes

MANUEL DEL VALLE
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sevilla. Desde el inglés, hasta las clases de tenis, kárate, informática, pintura o ajedrez, pasando por la catequesis y el profesor de apoyo para reforzar aquellas asignaturas en las que flojean los hijos; son muchas las actividades extraescolares en las que los padres andaluces inscriben a sus vástagos durante los primeros meses del curso escolar para mantenerlos ocupados por las tardes durante todo el año. Sin embargo, lo que en principio resulta beneficioso para los hijos, también puede volverse en su contra si el número de tareas es excesiva. De hecho, una agenda escolar repleta de actividades puede provocar en los niños ansiedad o estrés infantil, debido a la imposibilidad de dar una respuesta adecuada a sus exigencias cotidianas.

Antonio Muñoz, profesor del Departamento de Pediatría de la Universidad de Granada y director de varias tesis doctorales sobre la materia, sostiene que es necesario que el menor se desarrolle en un ambiente favorable en el que se debe dar un equilibrio entre las actividades propiamente educativas y las extraescolares. Cualquier exageración que desestabilice este binomio puede resultar perjudicial para el niño.

De acuerdo con las estimaciones aproximativas que realiza el profesor , la ansiedad y el estrés infantiles afectan al 8 por ciento de los niños y al 20 por ciento de los adolescentes. Según Muñoz, el estrés en los escolares de la comunidad puede manifestarse de dos formas diferentes, a través de síntomas físicos, o bien, psicológicos. Entre los primeros Muñoz destaca los dolores de cabeza, las molestias estomacales, las pesadillas o la aparición de un menor apetito. Los principales síntomas psicológicos, en cambio, son la ansiedad, la aparición de preocupaciones exageradas, así como que el pequeño no sea capaz de relajarse y no controle sus emociones. También pueden darse comportamientos agresivos o más propios de etapas del desarrollo anteriores.

Para el investigador, los beneficios de las actividades extraescolares sobre los niños dependen fundamentalmente de dos factores: uno, del propio menor, de su temperamento e interés por determinadas cosas, y dos, de la tarea concreta que se le proponga. Frecuentemente se comete el error de someter al niño a una actividad porque es satisfactoria para el padre , sostiene. Lo conveniente, según Muñoz, es no imponer ninguna actividad extraescolar a los hijos, si no más bien llegar a un acuerdo a tres bandas en el que participen los propios padres, los profesores y el niño. En general, las propuestas deben ser deseadas por el menor y, por tanto, deben completar la formación con actividades complementarias, como son el aprendizaje de inglés o informática. En cuanto al tipo de tareas más convenientes en las que inscribir a los hijos, el investigador granadino afirma que tanto las actividades intelectuales como físicas son, en principio, interesantes y, a su vez, pueden estar de más.

La clave para elegir entre unas tareas u otras radica en un buen conocimiento de las características del niño, de sus capacidades y preferencias, de su óptimo rendimiento académico y otros aspectos relacionados con su desarrollo integral.
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