La UGR entrega sus Premios a la Creación Artística y Científica para Estudiantes en un acto multitudinario
La Universidad no sólo alumbra arquitectos, médicos, abogados o traductores. También pare genios. Y, en muchas ocasiones, es el primer trampolín que grandes creadores usan para asaltar el mundo. Eso lo descubrieron los responsables de la Universidad de Granada allá por el año 1970 y decidieron instaurar los Premios a la Creación Artística y Científica de la UGR. En las primeras ediciones fueron galardonados músicos que más tarde tendrían un importante impacto en el país, como es el caso de Francisco Guerrero. Ayer, la Universidad volvió a repetir el ritual de entregar sus galardones a jóvenes estudiantes que comienzan a despuntar en el campo de las artes, la arquitectura, la música, la poesía o la ciencia. Los genios del futuro.
El Hospital Real acogió el acto oficial de la entrega de premios al tiempo que mostraba todas las obras seleccionadas por los diferentes jurados. El nivel de la muestra es altísimo. Cuadros, fotografías, esculturas, proyectos arquitectónicos y cómics demuestran el talento que se esconden en las aulas de la UGR.
El acto fue presidido por el rector de la Universidad, Francisco González Lodeiro, con la presencia de algunas instituciones implicadas en estos premios, como la Fundación Manuel de Falla o la Fundación Federico García Lorca.
«Estos premios son ya una larga y fecunda trayectoria», dijo el vicerrector de Extensión Universitaria, Miguel Gómez Oliver, quien destacó que se trata de los galardones más antiguos de todas las universidades españolas. «A lo largo de este tiempo se ha premiado a muchas personas que luego han tenido una importante trayectoria profesional». «La Universidad de Granada es una fuente de creación, y la creatividad es también un valor». «Vosotros», le dijo más tarde a todos los estudiantes presentes, «sois los mejores exponentes de esa creatividad».
Los primeros en subir al estrado fueron los galardonados con el Premio Federico García Lorca. Ana Hidalgo se lo llevó en la modalidad de poesía por Hallar una hendidura y, curiosamente, fue un estudiante italiano, Marco Belloni, el que se lo llevó en la modalidad de narrativa. El premio de teatro quedó desierto.
Luego fue el turno de los Premios Alonso Cano de Artes Visuales. También fue declarado desierto el galardón en la modalidad de diseño. En Arquitectura, el reconocimiento fue para Elena del Arco y Javier Terrón por su proyecto Reinventando un paisaje, en torno al campus de Fuente Nueva. El Cómic, el galardón fue para Cristina Ramírez por su obra Fábrica de aceite. El de Escultura fue para Rafael Santos por Silla para meditar, una curiosa mezcla entre un asiento y un poste eléctrico. En Fotografía, la ganadora fue Cristina Capilla por su obra Sin título. Fue este apartado el que mayor número de artistas selecciones y menciones especiales tuvo. En cuanto a Nuevas Tecnologías de la Imagen, el ganador fue Alberto Gómez por 0112. En Pintura, otro apartado con un buen puñado de aspirantes, el galardón fue a parar a Aida Inés Florido.
Los Premios Manuel de Falla de la Música también quedaron desiertos este año, aunque hubo una mención especial para David Cataluña por un trabajo de investigación musical.
Los Premios José López Rubio, instaurados en memoria del guionista granadino que en los años treinta terminaría en Hollywood, recayeron en José María Sánchez por Arnulfo y Querubrín en la modalidad de Guión de Cortometraje.
El Premio Emilio Herrera Linares de Invención o divulgación científica y tecnológica fue para Oresti Baños por su trabajo Diseño e implementación de técnicas de monitorización indoor en eSalud.
Finalmente, el Premio Federico Mayor Zaragoza en su modalidad de Ensayo fue para Sergio García Pérez para su trabajo Economía informal cara a cara. Y así terminó el acto: con un público expectante ante unos futuros genios.